jueves, 17 de junio de 2010

Muy Noble, Leal y Valerosa Villa: ¡ feliz cumpleaños !

La historia da cuenta que un 17 de junio de 1733 gracias a la donación de varias hectáreas de terreno que hiciera la dama pamplonesa Juana Rangel de Cuellar, se funda Cúcuta, la capital del departamento Norte de Santander. Ya son 277 años de historia.

Ni el terremoto ocurrido en 1875, que la destruyera por completo, pudo borrar de la faz de la tierra a una de las ciudades más importantes con que ha contado siempre el territorio colombiano, así a los del centro del país les suene lejana y muchos de quienes en ella habitan no logren dimensionar su importancia.

Hoy son 1176 kilómetros cuadrados que, sumados a los demás municipios que integran su área metropolitana, acogen a algo más de un millón de habitantes, sin contar la población flotante que transita entre Colombia y Venezuela a través de éste corredor binacional, el más importante sin duda alguna entre el par de países.

De la historia de Cúcuta hablan y escriben con propiedad quienes se han dedicado a construirla y reconstruirla. Del presente de la ciudad lo podemos hacer todos quienes tenemos contacto permanente o esporádico con ésta, la perla del norte, la capital basquetera de Colombia, la ciudad verde, el portón de la frontera, entre otros calificativos muy bien ganados.

El área urbana, al igual que tantas otras del mundo, es de grandes contrastes: zonas residenciales donde el lujo y la comodidad están presentes por doquier y, también aquellas donde se levantan simulacros de casas a punta de tabla y cartón. Grandes centros comerciales a un costado de sus amplias calles, y pequeñas tiendas de barrio y negocios informales a través de los cuales un sinnúmero de familias intentan apenas subsistir.

Seguramente por su condición de frontera y discriminación social notoria, las oleadas de violencia en Cúcuta son frecuentes y bastante fuertes, sin desconocer que victimas y victimarios en varias ocasiones llegan de otros lados.

Sin embargo, hoy es el cumpleaños 277 de la ciudad y son muchas las cosas que a sus habitantes llenan de orgullo: el hermoso verde que asomándose en cada árbol se convierte en pulmón permanente y natural del municipio, los paseos de fin de semana al rio Zulia, los triunfos en el baloncesto y, con menor frecuencia, en el fútbol, la avenida cero, el malecón, la avenida de los faroles, la autopista internacional, los pasteles de garbanzo, los dulces con leche de cabra, el recuerdo del ferrocarril, la "mamadera de gallo" de sus gentes, el parque Santander, el hospital universitario...

Cómo no tener presentes los barrios que hacen parte del llamado valle de San José de Cúcuta, las ciudadelas de Juan Atalaya y la Libertad, corregimientos como El Carmen de Tonchalá. Cómo olvidar personajes de la talla de Francisco de Paula Santander, Rafael García Herreros, Julio Pérez Ferrero, Mercedes Abrego, Fabiola Zuluaga, Elias M. Soto, Virgilio Barco Vargas y tantos otros que habiendo nacido o no en la ciudad, aparecerán siempre en su rica historia.

Cúcuta de unos años para acá se ha transformado urbanísticamente y aunque siempre estará sometida al vaiven comercial de la frontera, de si vienen los venezolanos a comprar, de si los colombianos nos vamos para San Cristobal a mercar, hoy día tiene mucha más vida propia. El día que mejoren su infraestructura vial y algunos servicios públicos, logrará desarollar el enorme potencial que posee..

La temperatura promedio de 28 grados centigrados, la agradable brisa que llega de lo que queda del río Pamplonita, la congestión vehicular en los alrededores de la central de transportes, el Cúcuta Deportivo, la catedral San José, el cementerio central, la autopista de Atalaya, las discotecas del centro comercial Bolivar, el palacio de la cúpula chata, la avenida Guaimaral, el parque Colón, el "hola, toche" al saludar, complementan las 277 velas que hoy encendemos en honor a la ciudad.

Cúcuta tiene un encanto especial, ese difícil de encontrar en cualquier otro lado, aunque los de ése cualquier otro lado también puedan decir lo mismo del suyo.

Cúcuta, feliz cumpleaños. Tu grandeza no ha permitido que ni el terremoto de 1875 ni los politiqueros de hace rato te hayan podido acabar.¨Buen viento y buena mar".

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