jueves, 27 de septiembre de 2012

Poco para los Juegos Nacionales

Sin pena ni gloria. Así pasará la nueva versión de los juegos deportivos nacionales que tendrá dentro de poco como sedes a Norte de Santander, Cauca y Córdoba.

Serán los juegos de la improvisación. Alguna de las ciudades como Cúcuta, Popayán y Montería, capitales de los departamentos en mención, debieron ser designadas en el anterior gobierno nacional junto a sus regiones para cumplir con dichas justas.

Estadio de atletismo, en plena construcción
Zonas del país que seguirán con pobres escenarios deportivos, cuando la idea de uno juegos es dotar de la suficiente infraestructura física a quienes son sus sedes, claro, además de las competencias y sus resultados.

Por ejemplo, Cúcuta que debía haber quedado con con nuevo Coliseo de Baloncesto, pues la 'Toto' Hernández ya se envejeció, apenas ha visto algunos paños de agua tibia para tal escenario.

El estadio General Santander fuera del cambio de gramilla y otros pequeños arreglos,seguirá inconcluso en varios aspectos a pesar de ser uno de los escenarios más visitados cuando de asistir en Colombia al fútbol profesional se trata.

Para los Juegos Paranacionales se construyó un estadio de atletismo en la ciudadela de Juan Atalaya, pero las especificaciones técnicas no responden para que allí luego se puedan adelantar y reconocer competencias de tipo internacional. Y pensar que la inversión de la que se habla supera los 8 mil millones de pesos, plata suficiente para haber quedado con una megaobra.

En fin, el contentillo y la improvisación con que desde la Dirección General de Coldeportes en el gobierno de Álvaro Uribe Vélez se hizo la repartición de las más importantes justas deportivas de Colombia, es apenas una muestra que en el país donde brotan deportistas de alta calidad con suma facilidad, a pesar de las dificultades que deben sortear, la dirigencia política y deportiva sigue siendo miope.

Tantos años Cúcuta y Norte de Santander esperando ser sede de los Juegos Deportivos Nacionales para tan poco. Hubiese sido preferible dejar llegar una nueva oportunidad.

martes, 18 de septiembre de 2012

El eterno Pacheco

Su nombre: Fernando González Pacheco. Un colombiano nacido en España. Un hombre amigo de varias generaciones. Uno de esos seres que uno quisiera que viviera por siempre. Pacheco.
Fotografía tomada de internet

Hoy hace 80 años vino al mundo. Hace 55 años empezó a ingresar a los hogares sin pedir permiso. Se valió de la televisión para ello.

Cómo no recordar en todo este transcurso a Animalandia, Compre la Orquesta, el Programa del Millón, Charlas con Pacheco y tantas otras producciones que tenían a Pacheco como el gran protagonista, por más que desfilaran en ellas decenas de invitados.

Hablar de la televisión colombiana es hablar de Pacheco. De ese gran artista de la pantalla chica que sin nunca haber estado sentado de cuerpo en la gran mayoría de los hogares colombianos, si estuvo presente semana a semana a través de un aparato que dejaba ver su imagen y escuchar su inconfundible voz.

Pacheco, el personaje de las carcajadas contagiosas, de las frases reflexivas y entusiastas. De esos seres que uno quisiera no se fueran nunca de la televisión... ni de la vida.

Varias generaciones crecimos viendo y disfrutando a Pacheco. Aprendiendo del optimismo que irradiaba por la vida. Emocionándonos con sus concursos, compartiendo sus cuerdas locuras.

El popular Pacheco, a pesar de sus dificultades de salud y el achaque de los años que lo han alejado de la televisión en el último tiempo, es un recuerdo permanente del encanto de vivir en Colombia, de disfrutar el país, de acercar los medios de comunicación a la gente.


A este hombre nacido en España un 13 de septiembre de 1932 y llegado a la televisión nacional en 1957, lo único que queda es agradecerle una vez más todo lo que ha hecho por el país desde el entretenimiento.

Gracias por su compañía a lo largo de los años. Gracias por tantas sonrisas que nos arrancó. Gracias por ofrecernos su amistad sin haber tenido la oportunidad de estrechar nuestras manos. Gracias por los buenos recuerdos infantiles, juveniles y de adultos.

Gracias Pacheco, por su vida, porque ha sido parte de la nuestra. Porque la nuestra ha sido parte de la suya.

¡Felices 80!


jueves, 13 de septiembre de 2012

Los medios y la paz: verdad y prudencia

¿Cuál debe ser el papel de los medios de comunicación en un proceso de paz? Seguramente la pregunta tenga múltiples posibilidades de respuesta.

Una primera, por encima de otras, es la de no atizar el estado de confrontación armada, más allá de las concepciones político-ideológicas que tengan sus propietarios y directores.

Un segundo rol está en la fiscalización, a nombre de la sociedad, para evitar que sea la propaganda, la desinformación y los sofismas los que terminen orientando el proceso.

La primera razón no riñe con la segunda, pues los medios de comunicación deben ser siempre contrapoder. ¿De quiénes? De quienes están en el poder y de quienes quieren llegar al mismo. La idea de ser contrapoder supone, entre otras cosas, ser vigilantes permanentes de lo público para evitar abusos contra todo aquello que implique el bien común y que,  por lo tanto, atente contra éste.

Son variadas las argumentaciones que se escuchan y leen sobre la tarea ideal de los medios informativos en el cubrimiento periodístico del proceso que abre, una vez más, la posibilidad de que el conflicto armado interno que vive el país llegue a su fin, que no de la violencia, pues existen otros actores que insisten en la misma.

Quienes dirigen y participan en la construcción de las agendas informativas no deben olvidar que uno de los principios motores del periodismo es narrar y opinar sobre la verdad, entendiendo que cada cosa pueda tener muchas verdades y que ésta no exista en términos absolutos.

La verdad y la honestidad misma son ideales éticos que deben estar presentes en todo momento, así los costos que deban asumirse en algunos casos resulten riesgosos y sean objeto de diversos tipos de presiones.

Acompañado de lo anterior debe dejarse buen espacio para la prudencia. De eso los medios debieron aprender  bastante durante el proceso del Caguán para no repetir hoy los mismos errores, pues en oportunidades parecía estar observándose y escuchándose informaciones llenas más de colorido y espectáculo que de apuesta para la consecución de un objetivo nacional: poner fin a la violencia guerrillera y ayudar a tener un mejor país, donde todos tengan derecho a vivir dignamente.

El afán de la 'chiva', de la primicia, de la noticia extraordinaria, del último minuto, de las cosas políticas superficiales, no es que deba desaparecer, pero por lo menos deben dejar de ser prioridad.

La historia reconocerá a los equipos periodísticos que informen, analicen de buena manera y que ayuden a la circulación de sentidos coherentes sobre el proceso, no a aquellos que lo hagan primero, rápido, de forma descontextualizada, queriendo ganar rating y convertirse en protagonistas de una situación donde no están llamados a serlo, aunque sí a escribir parte de la historia que se construya.

Retomando alguna frase que reza: "Lo difícil no es saber que hay que hacer lo correcto. Lo difícil es saber qué es lo correcto", puede servir para abrir el debate permanente sobre el papel de los medios y, sobre todo, para que la ciudadanía esté atenta no solamente a recibir información, sino a exigir información de calidad. 

De la responsabilidad y seriedad con que actúen los medios de comunicación y periodistas dependerá en buena parte que el pueblo colombiano se forme una idea real sobre el llamado proceso de paz, desde ahora y hasta la fase que el mismo proceso llegue.


lunes, 10 de septiembre de 2012

Francisco Santos: fracaso radial.

La era del exvicepresidente de la República, Francisco Santos Calderón, en RCN radio dirigiendo el noticiero de la mañana en esa cadena terminó el viernes pasado, tal como lo había confirmado él mismo desde mediados de la semana anterior al manifestar en su cuenta de twitter que La organización Ardila había tomado una decisión corporativa en tal sentido.

El paso de Santos por Radio Cadena Nacional fue un rotundo fracaso, pues cada día perdía la poca audiencia que le quedaba, aunque el problema mayor no es la cantidad de oyentes que pueda tenerse en un espacio sino la manera como se cumpla la labor informativa.

Foto: web RCN radio
Más allá que haya intentos de explicación en el sentido que Francisco Santos se venía convirtiendo en un fuerte contradictor del naciente nuevo intento de paz entre gobierno y guerrilla, costo que la organización Adila Lulle, uno de los mayores emporios económicos del país, no estaba dispuesto a  patrocinar. También cabe analizar otras razones.

El mayor problema de Santos, a mi parecer, fue que confundió lo informativo con lo propagandístico, dentro de su lógico afán de defender la gestión del polémico gobierno de Álvaro Uribe Vélez, del cual no había terminado de quitarse el traje de Vicepresidente cuando ya le tomaban medidas para ponerse el de periodista.

Es cierto, de los periodistas no hay que reclamar neutralidad ni objetividad, pues cumplen una función política en la sociedad en términos de liderazgo, participación ciudadana y defensa de lo público, aspectos que deben refrendarse en materia de ayudar a ejercer los derechos a la comunicación e información con el mayor rigor posibles.

Lo anterior no implica que se tenga licencia para decir cualquier cosa  y a cualquier precio. Hay que asumir posiciones, es apenas natural, por más críticas y controversias que estas puedan generar. 

El asunto es que cuando se ejerce el periodismo debe cesar el proselitismo político porque a la pérdida de audiencias (públicos) se le suma algo fundamental: pérdida de credibilidad.

Mejor dicho, escuchar a Santos era hacerlo para saber la posición del uribismo teniendo como tribuna pública una de las casas radiales más importantes y estimadas de Colombia, donde muchas veces la propaganda se hizo pasar como información por la orientación dada desde la dirección periodística.

Hace dos años en este mismo blog al asumir Francisco Santos la dirección del noticiero de RCN radio deseábamos los éxitos del caso al personaje que retornaba al periodismo. 

La cosa no funcionó y el fracaso fue evidente. Recuerdo que el mismo Santos en una de sus primeras entrevistas a su antecesor en el cargo, Juan Gossaín, le preguntaba qué debía hacer para calzar dignamente sus zapatos. La respuesta del maestro Gossaín, palabras más, palabras menos, fue clara: no se preocupe por  buscar calzar los zapatos de otro, calce los suyos propios.

Sencillamente, no pudo. Las cosas que la política partidista le hace a veces a quienes teniendo todo para triunfar en el periodismo terminan naufragando por defender a sus jefes políticos.

Ahora la especulación se da en torno al reemplazo de Santos. RCN tiene la mejor ficha dentro de su nómina: Yolanda Ruíz. Retornaría la seriedad y el rigor al noticiero.

De todas maneras, que los mejores tiempos estén por venir.