martes, 13 de diciembre de 2011

El profesor y sus estudiantes

Muy comentado ha sido por estos dias el artículo del profesor Camilo Jiménez quien renunciara a su catedra en el programa de Comunicación Social de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, cansado que sus estudiantes no pudieran desarrollar la competencia escritora con unos mínimos de calidad. ¡Sí, en la Javeriana!

La explicación inicial que diera el docente en el periódico El Tiempo y que luego recogieran otros medios de comunicación puso, como lo llamó en su columna del domingo en el mismo diario capitalino el periodista Daniel Samper, el dedo en la llaga.

Hoy el periódico dedica su editorial al tema para cuestionar la calidad de la educación en el país en su diferentes niveles y preguntarse, entre otras cosas, sobre "¿cómo conseguir que las tecnologías del siglo XXI sean aliadas y no enemigas del desarrollo intelectual de los jóvenes?

Dentro de las diversas interpretaciones y reflexiones surgidas desde el día que se conociera la publicación inicial, se han evidenciado todo tipo de posturas. Aquí va una más, la mía, así corra el riesgo de ser ligera, como tantas otras que se han leído y escuchado.

¿Si un estudiante universitario no es capaz de sintetizar por escrito el texto de una obra, qué puede esperarse entonces de la lectura que deba hacer de múltiples realidades sociales en su ejercicio profesional y de la vida?

la problemática en general de la comprensión lecto-escritora  está afectando a los profesionales y a las personas del común y, aunque preocupantes las dos, aterra la primera, pues resulta de suponer que quienes se están formando en las universidades o han podido egresar de ellas, hacen o hicieron parte de la educación formal al más alto nivel, así sea en términos de pregrado.

Seguramente los desarrollos tecnológicos, de la mano de internet como producto mismo, se han dado de manera acelerada y poco cuestionada. Aquello de la celeridad no es de extrañar pero lo segundo sí. No resulta aceptable pensar que en la red se encuentra todo y que dicho todo resulte válido, como algunos creen.

Las mismas prácticas monopolisticas del mundo de carne y hueso se reproducen en la esfera virtual, aunque en este último espacio se presenten opciones como la actual, que alguien pueda tener una bitácora y escribir lo que le venga en gana, para citar mi caso.

Se presenta una saturación de información que no está siendo sometida a los filtros por parte de la sociedad, lo que compromete también a los estudiantes universitarios. Resolver cualquier inquietud equivale hoy a ubicar un buscador virtual, redactar una frase y dar por cierto lo que allí aparece luego de unos cuantos segundos como respuesta. En muchas ocasiones se recurre al descarado y famoso 'cortar y pegar' para hacer presentar como propio algo que responde a una producción ajena.

En otros momentos, y no caigo en el error de citar que todo tiempo pasado fue mejor, los alumnos tenían que hacer presencia en las bibliotecas, 'untarse' de libros y pensar la forma más apropiada de interpretar lo que tenían frente a sus ojos y llegaba a sus cerebros.

Dicha  tarea se  ha dejado en la actualidad para que la resuelva alguna página de internet. Es decir, para asumir como intento de pensamiento propio uno de carácter ajeno sin mayor análisis.

El anterior ejemplo lo que permite demostrar es la comodidad con que en variadas circuntancias se actúa o, lo que algunos otros llamarían 'la ley del menor esfuerzo'.

Un muchacho de hoy, en el colegio, a quien su profesora de literatura le encomienda como tarea leer una obra específica se avalanza en búsqueda de la misma, pero no del libro completo de 100,  200 o 300 páginas, sino de aquel otro que venden ya resumido. Vuelve y juega: han hecho la tarea por él.

Si no se cultivan buenos lectores,  apasionados, disciplinados y rigurosos, difícilmente se tendrán buenos redactores, como los que reclama con justa razón el profesor Jiménez. Ni qué hablar de escritores.

Claro, a lo mejor son casos excepcionales, pero para algunos jóvenes una clase programada a las 6:00 de la mañana resulta todo un atentado contra su integridad física y mental porque se trata, todavía, de las 6:00 de la madrugada. No despierta ninguna credibilidad y complacencia aquel adagio popular en el sentido que "a quien madruga, Dios le ayuda".

Ahora bien, hay otras cuestiones de fondo que no pueden desconocerse y sobre las cuales apenas formularé algunas preguntas para buscar respuestas más adelante:

¿Qué pueden hacer los profesores de primaria y secundaria para hacer que sus estudiantes se preparen para la vida universitaria, cuando la exigencia es que en sus salones haya 30, 40 o 50 niños o jóvenes?

¿En qué momento el docente puede intentar prestar atención a cada uno? Los cupos en las aulas de clase son excesivos, así haya mucha retórica neoliberal para buscar demostrar que no resulta inconveniente.

¿Qué pensar de la formación de un pensamiento analítico y crítico cuando en la misma publicidad de los medios se afirma, con orgullo, que la revista más leída en Colombia es de farándula?

Para el caso de la televisión ¿Cómo entender que los programas periodísticos de opinión casi no existen  (a la media noche) y en cambio sobran las telenovelas y los realityes shows con temáticas que tienen tanta profundidad como cualquier río a punto de desaparecer?

¿Cómo mejorar la educación pública si el pensamiento del gobierno es hacer más colegios para entregarlos en concesiones (megacolegios), acabar de privatizar las universidades y concebir lo educativo como mercancia?

¿Dónde están los incrementos presupuestales, reales, que el sistema educativo colombiano necesita y el apoyo a la cualificación docente?

Seguramente sean más las preguntas por plantear así algunas de las respuestas a las inquietudes hechas puedan advertirse sin mayores dificultades.

El caso es que si queremos que los estudiantes de la Javeriana y de otros centros de estudio puedan disponer de una mejor formación académica no hay que buscar el 'muerto río arriba', sino 'tomar el toro por los cachos'.


miércoles, 30 de noviembre de 2011

Obras sí, urgentes, pero con calidad.

El Diamante, tramo de la via Cúcuta-Pamplona
En departamentos como Norte de Santander la época de receso de lluvias, luego del fenómeno de la niña, no fue aprovechada para intentar obviar algunas de las dificultades que la nueva temporada invernal ha empezado a reiterar, especialmente en materia vial.
Algunos de los trabajos que se hiceron fueron tan pequeños e insuficientes que las primeras precipitaciones de consideración ya volvieron a dejar bloqueados a municipios entre sí y a la región con otras zonas del país.

Apenas hace unos cuantos días se daba cuenta de la aprobación de partidas presupuestales para iniciar la atención en serio de tramos críticos entre Cúcuta y Pamplona, por ejemplo. Otras vías como Cúcuta-Sardinata siguen reclamando atención, pero no de ahora sino de hace años. Ni qué hablar, como se ha insistido en muchas ocasiones, de las carreteras secundarias y terciarias

Lo que queda demostrado es que todo lo que ha venido ocurriendo en el último tiempo no sólo es consecuencia de las lluvias, sino de las obras hechas de manera deficiente, irregular, pues no de otra forma se explicaría que trabajos relativamente recientes hayan quedado perdidos, cuando es de suponer que los mismos fueron efectuados tras estudios previos del más alto nivel.

La región nortesantandereana sigue recibiendo del gobierno central una atención de quinta categoría en materia de infraestructura vial, y las salidas de los últimos años se ha concentrado en otorgar a concesiones privadas los manejos del caso y las inversiones de rigor, donde las ganancias se las reparten los socios y las dificultades económicas se socializan.

Lamentablemente se volvió costumbre que reparar una pérdida de calzada, pequeña o grande, resolver un hundimiento o atender cualquier novedad similar requiere de meses o años. ¡Es inconcebible!

Se podrá decir que ante la fuerza y/o furia de la naturaleza nadie puede, existiendo mucho de razón, pero es de suponer que si las obras quedaran mejor los estragos de las lluvias no serían tan contundentes. A lo mejor el círculo vicioso es construir deficientemente para asegurar carruseles de contratos cada cierto tiempo.

Los expertos en el tema tienen la  experiencia, autoridad y competencia del caso para hacer sus propias evaluaciones, pero no deja de llamar la atención que todo el mundo sepa dónde se han presentando, se registran y seguirán ocurriendo los desastres en las carreteras.

Es de esperar que las obras que empiezan a ejecutarse tengan la mayor vigilancia posible de la ciudadanía y que las interventorías funcionen, pues hasta el papel de éstas últimas da para hacer cuestionamientos.

Las empresas tienen derecho a obtener las ganancias justas por desarrollar las tareas profesionales del caso, pero las versiones que se dejan escuchar muchas veces respecto a los dineros que reciben y aquellos que ejecutan, en ocasiones crean grandes dudas por las amplias diferencias entre una y otra situación.

En conclusión, el departamento Norte de Santander reclama, necesita, requiere obras con urgencia en materia vial, pero de calidad.

martes, 22 de noviembre de 2011

Los medios de comunicación y la región

Durante el transcurso de 2011 el departamento Norte de Santander, tal como ha sucedido con otras regiones del país, ha sido visitado por equipos periodísticos de medios de comunicación nacionales, en especial de carácter radial, lo que ha permitido que algunas temáticas de la zona hayan tenido mayor impacto que cuando son tratadas desde esta parte del país por sus corresponsales.

Ejemplos como los de Caracol, RCN y la Radio Nacional de Colombia han permitido que en determinados días y por unas cuantas horas la región se haya convertido en parte del centro informativo del país, donde funcionarios, dirigentes gremiales y algunos ciudadanos del común han tenido la posibillidad de expresar las preocupaciones y anhelos de los habitantes de esta zona de frontera.

La tarea que corresponde a las empresas de periodismo ahora es hacer seguimiento de muchas de las problemáticas expuestas, pero no con simples reportes de noticias desde el departamento, que en ocasiones terminan perdidos dentro del mar de información que se mueve de manera diaria en el país, sino ojala con un despliegue similar al dado cuando sus principales periodistas hicieran presencia en municipios como Cúcuta, la capital. Pueden aprovecharse también otros géneros peridísticos de mayor profundidad.

De lo contrario, esas visitas no pasarán de ser encuentros casuales y/o accidentales que aunque tengan la intención de hacer una especie de descentralización informativa, en el fondo no alcanzan a tener la dimensión de presión hacia las autoridades nacionales y locales con que son esperados estos encuentros por las gentes de las provincias, en este caso la nortesantandereana.

Un departamento con una malla vial destruida desde hace años, no propiamente por culpa exclusiva del fenómeno de la niña o de la nueva temporada de lluvias; con serios problemas de inseguridad, donde lo más común es pedir aumento de píe de fuerza policial y militar pero tímidamente mayor inversión social; con serias restricciones en los municipios para disponer de mejores servicios de salud y educación, entre otras situaciones, reclama, entonces, que la atención de los grandes medios de comunicación no sea esporádica o quede sólo en el planteamiento de cosas y el desfile de voces.

Lógicamente, así como hay situaciones por mejorar, existen múltiples aspectos positivos por destacar, tal como lo han hecho los visitantes.

Las agencias periodísticas deben pasar al tablero de forma rutinaria a los responsables del manejo de lo público en esta sección del territorio nacional, lo que compromete no sólo a las autoridades regionales, también a las nacionales, estas útimas durante tanto tiempo apáticas frente a lo que aquí sucede.

Una pancarta que se deja leer en algún tramo de la vía entre Cúcuta y Pamplona, a propósito del mal estado de la misma, dice, palabras más, palabras menos: Esta carretera no tiene Ministro de Transporte. No resulta complicado advertir que un examen rápido en otros órdenes daría para muchas carteleras más con decenas de protagonistas.

En Conclusión, bien porque los periodistas que atienden su labores cotidianas en Bogotá viajen a otros puntos de la geografía colombiana para llamar aún más la atención sobre lo que sucede en las regiones. El reto siguiente es buscar, hasta donde sea posible, que quienes deban responder con sus decisiones y actuaciones para superar tantas injusticas y maltratos asuman de una vez por todas los compromisos del caso.

En otras palabras, que los gobernantes hagan menos obras de micrófono y más de aquellas que las comunidades esperan.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Con cabeza fría

Pasada la contienda electoral y enfriados los ánimos de ganadores y perdedores ahora asoman nuevos retos para departamentos y municipios del país en cabeza de quienes serán sus líderes a partir del próximo uno de enero de 2012.

Ya no se trata de las promesas hechas durante la campaña proselitista o de analizar cómo le fue a las firmas encuestadoras en las grandes ciudades, pues situaciones de ese orden han pasado a ser simples anécdotas. 

Por el contrario, es tiempo de realizar análisis sobre  el futuro inmediato que le espera a las entidades territoriales en mención, con base en los compromisos serios asumidos por las personas electas, o reafirmando las dudas éticas que siguen pesando sobre varios de los elegidos.

Lo clave es que no se repita la historia en el sentido de encontrar gobernantes que guarden silencio frente a actuaciones irregulares de sus antecesores por hacer parte de la continuidad de partidos y movimientos políticos, en ciertos casos, o asumir la postura de criticar por criticar todo lo hecho con anterioridad, en algunos otros.

Los procesos de empalme que han empezado a efectuarse entre las administraciones salientes y entrantes deben ser de cara al pueblo, ojalá en especies de audiencias públicas cuando se tengan resultados consolidados, para evitar que luego entren las especulaciones a hacer de las suyas. Es lo menos que se puede pedir.

En otras palabras, pasar la mitad de los periodos de gobierno atribuyendo culpas a quienes ostentaron el poder político-administrativo los cuatro recientes años, y la otra mitad explicando que varias de las cosas propuestas durante la campaña no se harán o quedarán a medias, no resulta aceptable por más que se haya vuelto común.

Uno de los problemas mayores tiene que ver con la desconexión que buena parte de los votantes, y de los  no votantes también, hacen después del periodo electoral  de sus intereses individuales y de aquellos otros que deberían tener relación con el bien común o colectivo, prestando poca atención en la práctica a lo que hagan o dejen de hacer sus gobernantes.

Hoy más que nunca las veedurías ciudadanas deben ejercerse cotidiniamente para vigilar las actuaciones de funcionarios y servidores públicos, pues no resultaría comprensible que las mafías de la contratación siguieran operando a sus anchas, por ejemplo.

Otro aspecto que resulta de la mayor significación se relaciona con la composición de los gabinetes de gobierno, a nivel de secretarías de despacho e institutos descentralizados. La creencia que se tiene es que muchas veces esa repartición de cargos se hace respondiendo más al pago de favores políticos y otros tipos de compromisos, que a la idea de tener acompañantes idóneos, honestos y competentes.

En esta situación particular gobernadores y alcaldes comenzarán a demostrar para qué se hicieron elegir: para buscar las transformaciones que la sociedad reclama o, simplemente, para seguir en las mismas, con los mismos. 

Se espera que aquellos pulsos políticos donde el voto ciudadano fue superior a las maquinarias políticas se refrende con una muy buena gestión pública de quienes obtuvieron la confianza popular. Éstos candidatos triunfadores están obligados moralmente a no defraudar.

Para los otros casos donde fue el manejo politiquero, populista y de intimidación el que ganó, está dada la oportunidad para que los personajes victoriosos corrijan el camino y terminen 'tapándole la boca' con un buen periodo de gobierno a quienes consideran que las cosas irán de mal en peor.

Ojala sean las comunidades las que ganen durante los siguientes  cuatro años y no las cuentas bancarias de aquellos personajes que le hacen daño a la política y al país.

martes, 25 de octubre de 2011

Que los niños encabecen la fila del retorno a casa

Una sociedad que no cuida y respeta a sus integrantes, en especial a los niños, algo de enferma debe tener. Un reciente informe de la ong Fundación País Libre revela que en Colombia cada mes son secuestrados 4 menores; es decir, uno semanal en promedio.

El asunto no solamente preocupa por quienes cometen ese tipo de actos demenciales, sino también por las miradas complacientes de los ciudadaos del común que apenas ofrecen sus lamentos pasajeros cada vez que aparecen en los medios de comunicación las noticias sobre un nuevos casos.

El drama vivido hace algunos días por la familia del alcalde del pueblo araucano de Fortúl con el plagio de Nhora Valentina, hija del mandatario y felizmente regresada a la libertad, resulta de esos que obligan mediáticamente a las autoridades a ofrecer respuestas y acciones casi que inmediatas. No ocurre muchas veces lo mismo con aquellos secuestros que permanecen en una especie de anonimato al no ser portadas de los periódicos.

Llevarse por la fuerza a cualquier persona resulta ya una atrocidad. pero hacerlo con unos seres inocentes e indefensos que apenas advierten que detrás de esos mundos de fantasias que construyen en sus mentes hay unas realidades algo crueles, resulta cínico y vergonzozo, además de criminal.

La sociedad en ocasiones pareciera presentarse indolente ante el drama del secuestro, dejando todo el dolor y carga a quienes lo padecen de forma directa: victimas, familiares y allegados. Las autoridades hacen esfuerzos pero no resultan suficientes.

Dice País Libre que según estadísticas recogidas de los años 2007 a 2011 de 212 casos reportados la guerrilla tuvo responsabilidad en 12, las bandas criminales  en 4, igual número para familiares comprometidos en los plagios y 186 corresponden a la delincuencia común.

Qué dificil resulta intentar entender que un ser humano, por cualquier circunstancia, atente de esta forma contra la vida de un niño. Es más, no resulta racional ni razonablemente comprensible.
Cuando se tiene un hijo no se concibe ya la vida sin él. Por eso, saberlo separado por la fuerza y con la incertidumbre de cómo está y si volverá algún día y en qué condiciones, resulta una especie de muerte en vida. La incertidumbre, la ilusión y la desesperanza brotan a cada instante y se confunden. Se trata de esas cicatrices que permanecen para siempre.

Si bien es cierto que a inicios del siglo XXI el país tenía el deshonroso título de ser la parte del mundo con el mayor número de secuestros y que las cifras han disminuido en el último decenio de manera significativa, todavía se está lejos de respirar con tranquilidad. 

Aquí hubo un momento (1999-2000) en que había 8 plagios diarios reportados o conocidos. Diez años después las cifras disminuyeron a uno o menos cadas 24 horas en promedio, según los reportes de País Libre entregadas en anteriores oportunidades.

Los colombianos  deben reclamar cada segundo, cada minuto, que regresen sanos y salvos todos los secuestrados. Que los niños encabecen esa fila y que ojala su inocencia no permanezca secuestrada del todo.


lunes, 24 de octubre de 2011

Reflexiones electorales

Tarjetón electoral para la  gobernación de Norte de Santander.
En la recta final de la actual campaña política colombiana termina la tarea de los candidatos y queda ahora el juego en cancha de los actores más importantes: los electores. Acaban las encuestas, los debates, la retórica de los discursos, las promesas serias, los compromisos inalcanzables, los saludos por montones, los abrazos sin razones y cientos de cosas más.

Por eso este domingo 30 de octubre todo lo anterior será anecdótico cuando cada ciudadano en la urna de votación llegue para  ayudar a decidir la suerte, por así mal llamar el asunto, de cientos de municipios y 32 departamentos cuya buena parte de sus pobladores reclaman  mejores niveles de vida, en lo individual, y mayores posibilidades de convivencia armónica, en lo colectivo.

Gobernaciones, alcaldías, asambleas, concejos y juntas administradoras locales esperan por las decisiones políticas que adopten millones de personas cuando cristalicen en las urnas sus hasta ahora intenciones de voto o de duda.
Candidatos alcaldía de Pamplona

Sin embargo, una primera conclusión, como la de jornadas previas anteriores, es que si votan los mismos terminan ganando los de siempre, los de cada cuatro años, los que hacen que sus maquinarias sigan funcionando a la perfección para seguir aferrados a las ventajas que ofrece el poder.

Por eso, los menos interesados en que acudan a sufragar más ciudadanos de los acostumbrados son los politiqueros corruptos tradicionales, pues dentro de sus cuentas buscarán siempre ser mayoría dentro de las minorías que deciden. De ahí que cuando se establecen alianzas resulta hasta fácil analizar cuáles de ellas son ciertamente programáticas y cuáles no, por responder a otros tipos de intereses.

Los que por apatía, desinterés, falta de información o cualquier otra circunstancia deciden abstenerse de participar y, por lo tanto, de no sufragar, terminan alimentando ese odioso círculo vicioso de la política electoral colombiana donde son unos pocos los que terminan tomando las decisiones. Es preferible un voto en blanco par rechazar el actual sistema o la inconformidad con los candidatos, que la abstención misma.

Cuando un ciudadano ejerce como tal su derecho al voto dicho sufragio adquiere todo el valor e importancia imaginable posibles.  Ahora, cuando lo electoral se convierte en vulgar mercancia entonces ese voto puede efímeramente costar cualquier billete de 20 o 50 mil pesos, un almuerzo, una teja de zinc, un mercado o cualquier otra cosa también menor.

Candidatos alcaldía de Sardinata
En otras circunstancias, si esa forma de participación ciudadana se da bajo la presión de la amenaza de grupos ilegales y/o de sectores estatales el asunto no es menos que preocupante y miserable, porque entonces los candidatos dejan de serlo para convertirse en hampones que a falta de discursos serios, responsables y coherentes terminan 'vendiendo sus almas al diablo' para satisfacer apetitos de poder  y, de paso, acabar con lo público.

Ni todos los políticos son malos y corruptos, ni todos los aspirantes a cargos de elección popular quieren llegar a las dignidades del caso para saquear los presupuestos estatales. Eso está aparentemente claro. Lo que en ocasiones resulta dificil de advertir es la cantidad de intereses que se juegan por debajo de la mesa.

Un electorado como el colombiano, curtido en tantas contiendas, debería tener el suficiente olfato y criterio para saber de la importancia de hacer lo correcto pero, sobre todo, de distinguir qué es lo correcto en política. Esto segundo es mucho más complejo que lo primero.

Y para identificar lo correcto hay que mirar no solamente la cara de los candidatos, sino sus propuestas y programas, quiénes los respaldan, cuáles sus antecedentes, si como vecinos han sido de confiar, si son hombres y mujeres ejemplares en la comunidad que integran. En otras palabras, si pueden ser dignos representantes de los ciudadanos honestos, de bien.

Bien vale la pena terminar con la siguiente reflexión: cuando alguien busca comprar una casa no pregunta si la misma tiene instalados los servicios públicos básicos, pues es de suponer que así sea. Resultaría demasiado obvio preguntar en condiciones normales por esas cosas.

Candidatos alcaldía de Cúcuta
En la realidad de la política colombiana, que no es menos que buena parte de la mundial, toca empezar por hacer las preguntas más elementales: ¿Es honesto? ¿Es de confiar? ¿Le interesa el bien común? ¿Es visionario en lo colectivo? ¿Es una persona competente? ¿A qué modelo de sociedad le apuesta?

El intentar contestar esos interrogantes, en primer lugar, a lo mejor resultaría un buen punto de partida. Que las respuestas no pasen de este domingo.


miércoles, 5 de octubre de 2011

De protestas, represiones y reflexiones

Las vías de hecho no resultan aconsejables porque puede saberse cómo inician  pero, con dificultad, cómo terminan. Sin embargo, en múltiples ocasiones los colombianos han tenido que acudir a prácticas de ese tipo para ser escuchados o, por lo menos, llamar la atención frente a necesidades no resueltas en diversos órdenes.

Lo que ocurre en la Universidad de Pamplona, uno de los más importantes centros de educación superior del oriente colombiano, debe llamar a la reflexión y el aprendizaje permanentes.

Bien resulta cierto que no todas las acciones de protesta estudiantil en Colombia se conciben como violentas, pues la mayor parte de ellas agotan determinadas instancias hasta que... algo pasa.

Este último aspecto es el que vale la pena revisar para intentar conocer por qué las gestiones de algunos conflictos terminan siendo contrarias a aquello que deberían perseguir: cero violencia.

Resulta indispensable analizar cuantas veces sea necesario, no solamente en lo educativo, qué pasa con el funcionamiento de lo público en el país. En este caso lo público no es simplemente una institución oficial, la universidad, se trata de la educación.

El Estado no puede 'bajarse por las ramas' y continuar alimentando a través de su apatía, negligencia y/o incompetencia de los funcionarios en  los diferentes niveles las responsabilidades que tiene en tal sentido, para seguir pensando que las respuestas inmediatas a las protestas se traduzcan en enviar a escuadrones de policías  a restablecer el orden donde se encuentra alterado.

Lo que sucede en Pamplona y en otros tantos sitios del país con las universidades oficiales de provincia es creer, por parte de algunos, que por el hecho de haber nacido pequeñas y en ciudades intermedias así deben permanecer, sin mayores aspiraciones, por siempre.

En oportunidades se han fijado compromisos que reclaman con urgencia los cumplimientos del caso y no mera retórica o simples expectativas.
Si en una universidad se acude a las vías de hecho es porque las cosas están fallando. ¿Qué puede esperar entonces la sociedad de la academia si no es capaz de resolver de manera racional y razonable las tensiones que al interior de ella se generan?

Si la capacidad de diálogo no se aplica,  se dilata o se transforma en detrimento de lo que debe ser, hay que replantear el asunto.

Las universidades más que formar profesionales para un mercado deben formar ciudadanos, es decir, sujetos políticos que tengan qué decir cosas y ayudar a tomar decisiones en las vidas de sus comunidades, pensando en su bien pero, sobre todo, en el bien común, aspectos que no tienen por qué resultar excluyentes en esa construcción permanente de ciudadanía.

Ahora, dentro de las vías de hecho es preferible ver a estudiantes marchando por las calles y no enfrentados a la policía, bien sea porque provocan esa situación o porque se les tiende un camino hacia allá.

Los estudiantes de la Unipamplona nunca se han destacado por emplear la violencia física cuando de hacer sus reclamos se trata. Por eso resulta extraño y particular lo que ha venido aconteciendo.

Ni los estudiantes que protestan son los malos, ni los policías que reciben órdenes son los malos. Lo malo es dejar progresar situaciones, conflictos, que gestionados de otras maneras tendrían que ofrecer alternativas menos traumáticas y más propositivas, aquellas a las que está obligada la academia en sus diferentes niveles, pero con respaldo financiero del Estado.

Qué lejos está Colombia de soñar con tener educación superior gratuita.


Cicerón Florez Moya, maestro del periodismo colombiano

Nació en Condoto, Chocó, un día de los santos inocentes, el 28 de diciembre de 1936. Sin embargo, desde 1957 cuando llegara a Cúcuta a adelantar actividades periodísticas se convirtió en un nortesantanderano de corazón.
www.laopinion.com.co

Cicerón Flórez Moya ha recibido, ayer, el reconocimiento a la vida y obra de un periodista, la máxima distinción que año a año entrega el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar para homenajear a quienes han aportado a través de sus conocimientos y prácticas cotidianas al desarrollo de este oficio-profesión.

Sin duda alguna, hablar del maestro Cicerón es hablar de la historia del periódico La Opinión de Cúcuta, donde ejerce como sub-director. Es más, sin que parezca atrevido, referirse a La Opinión es contar la historia de Flórez Moya y todos sus colaboradores y colegas durante varios decenios.

El maestro Cicerón es el mayor referente del periodismo de Norte de Santander. La única oportunidad que tuve de compartir tareas en una misma empresa periodística con él fue en Radio San José de Cúcuta por allá en el año 91, cuando se desempeñaba como director del noticiero Luces de la Ciudad y yo hacía las veces de director de programación de la emisora, propiedad en aquella época del industrial José Urbina.

Admiraba, además de sus calidades humanas y criterio para mantenerse a la par de la noticia, ni siquiera detrás de ella, cómo hacía para estar todo el día en el periódico, lo que incluía parte de la noche, para luego madrugar y cumplir sus tareas periodísticas radiales.
Como directivo del Colegio Nacional de Periodistas entregó varias condecoraciones. Foto: Diario de la Frontera 1991

Siempre he pensado que los mejores periodistas de Colombia están en la provincia, así los más influyentes trabajen en Bogotá y su labor tenga mayor visibilidad cuando de medios nacionales se trata. 

Por eso, lo del Premio Nacional de Periodismo para Cicerón Flórez Moya es apenas algo coherente con todos aquellos propósitos y logros que ha conseguido construir y consolidar de forma cotidiana, no buscando reconocimiento alguno como el que le ha llegado, pero bien merecido lo tiene y apenas justa la decisión.

Maestro Cicerón, considero no errar al manifestar que el periodismo nortesantandereano y colombiano  se siente orgulloso, no del premio en sí que le ha correspondido, sino de la labor que usted ha desarrollado en una región como ésta que reclama a diario excelentes periodistas, comunicadores de la palabra que sigan demostrando que la información es un bien público y el periodismo un noble servicio.

En el periodismo no necesitamos ídolos sino buenos ejemplos. Esto último sigue siendo Cicerón para muchos de nosotros.


martes, 27 de septiembre de 2011

Del Senador Corzo

Juan Manuel Corzo. Fotografía www.senado.gov.co
Para el departamento Norte de Santander la llegada en julio pasado de uno de sus dirigentes políticos a la Presidencia del Senado y, por ende, del Congreso de la República, pareció en un primer momento convertirse en la mejor oportunidad para disponer de una interlocución directa y al más alto nivel con el ejecutivo nacional, en aras que esta región del país tuviera una atención diferente a aquella negligente, sorda y muda que en términos generales ha recibido del poder político central. 

Sin embargo, la realidad del senador Juan Manuel Corzo Román ha sido otra, por lo menos en lo mediático. Su nombre hoy en el país está asociado al de la corrupción con que se tilda el trabajo de la rama legislativa.

Los antecedentes son evidentes: congresistas pagando condenas en la cárcel por haber concertado acciones con grupos al margen de la ley. Otros, a punto de seguir por el mismo camino. Algunos más, comprometidos en la feria de la contratación pública con jugosos dividendos a la hora de adjudicar millonarios contratos para la realización de obras de infraestructura en diversos puntos de la geografía nacional.

Entonces, Corzo Román o ha pecado de ingenuo o la soberbia de tener mando se le subió a la cabeza muy rápido. Aún causa escozor su propuesta de revivir para los senadores y representantes a la cámara la inmunidad parlamentaria, algo que en nuestro país terminó siendo en el pasado sinónimo de impunidad.

La 'Corzotón' que se desarrolla hoy en plena Plaza de Bolívar frente a la sede del Congreso en Bogotá no pierde vigencia pese a que el Presidente del Senado se haya retractado hace algunas horas al decir que se equivocó al considerar que los 21 millones de pesos que recibe al mes no le alcanzan para tanquear con gasolina los dos vehículos que tiene asignados.

Si somos realistas, a los congresistas de Colombia no se les debería pagar ni la gasolina, ni el celular ni muchos de sus viajes en avión con dineros públicos. Desde hace rato han quebrantado la confianza depositada en ellos por el pueblo colombiano dedicándose a legislar para los intereses privados e intentando hacer creer que se trata de una defensa de lo público.
Al fondo, el Capitolio Nacional. Bogotá.

No son todos  los hombres y mujeres que por allí han desfilado quienes han tenido esa actitud, pero el papel del Congreso de la República ha resultado no menos que bochornoso durante años, en general. Por ello, resulta increíble que Corzo Román haya asumido posturas que lo único que han hecho es deslegitimar mucho más la ya deteriorada imagen de los llamados 'Padres de la Patria' y hacerle perder una oportunidad a Norte de Santander de tener una vocería orientada de la mejor manera en una instancia como la que él representa.

Ahora bien, si a los congresistas no les alcanza el dinero que ganan, pues que se dediquen a otra cosa, así como le toca a millones de colombianos hacer a diario no lo que les gusta sino lo que la vida de miseria que llevan les ofrece, pues la desigualdad en el país es alarmante.

Será tan sacrificado el trabajo en el Senado y la Cámara de Representantes que cuando un congresista se jubila decide sacrificar a otro miembro de la familia para que lo reemplace: la esposa o uno de los hijos. Eso es amor... al poder, así algunos lo califiquen de amor a la patria.

Aquí no se trata de ser solidario por el simple paisanaje y por tratarse de una figura regional, como en este caso, o sacar provecho y criticar por criticar, sino de exigir respeto a las temáticas que se plantean a diario en el país en diferentes instancias. A veces las cosas dan para pensar que la época de la patria boba que viviera el país en el siglo XVIII estuviera aún vigente.

Se podrá decir que los medios de comunicación nacionales tienen entre ceja y ceja al dirigente político, con algo o mucho de razón, que a lo mejor existen otras temáticas que no se le publican  y donde sale mejor librado, pero lo cierto es que no puede defenderse lo indefendible.

El reto que le queda ahora a Juan Manuel Corzo Román no es el de seguir pidiendo perdón por sus recurrentes 'inocentadas', sino el de actuar en consonancia con el cargo que ocupa, y demostrar que el hecho que un nortesantandereano haya llegado a ocupar esa posición debe servir no para que sus coterráneos sientan vergüenza ajena, sino para ayudar a transformar este país que tanto lo necesita, empezando por las olvidadas regiones de frontera.


miércoles, 14 de septiembre de 2011

No sólo de fútbol vive el hombre.

Los medios de comunicación nos impulsan, muchas veces, a prestar mayor atención a determinadas actividades que a otras. Una teoría del siglo pasado y aún vigente bautizada como Agenda Setting es resumida de manera simple por conocedores del tema así:  los medios no nos dicen cómo pensar pero sí sobre qué pensar.

A lo mejor se entiende, entonces, la frase de los filósofos presentadores del programa de farándula 'El Lavadero' del canal RCN cuando afirman que quien allí no aparece "no es nadie, no existe".

Fotografía: página web Federación colombiana de patinaje
¿A qué viene lo anterior? De manera periódica los colombianos reciben noticias sobre los triunfos de sus mejores embajadores, los deportistas, en diferentes competencias en las que participan a nivel continental y mundial.

Hace pocos días la emoción y el orgullo llegaban, nuevamente, por cuenta de la selección nacional de patinaje que en esta oportunidad se alzaba con el triunfo en el mundial celebrado en Corea del Sur. Sin duda alguna, son los mejores a nivel del planeta en esta disciplina.

La antioqueña Catherine Ibargüen lograba una medalla de bronce en el reciente campeonato mundial de atletismo al participar en la modalidad de triple salto, también en Corea. Allí mismo, otro atleta, Luís Fernando Lopéz  ganaba otra medalla de bronce en el mundial de atletismo de mayores.

Aún en muchas de nuestras mentes aparecen las imágenes de los grandes campeones mundiales de boxeo como Antonio Cervantes "Kid Pambelé", Rodrigo "Rocky" Valdez o Miguel "Happy" Lora, para mencionar tan sólo unos pocos.

Qué decir del ciclismo con hombres y mujeres como Martín "Cochise" Rodriguez, Luis Herrera, Alfonso Flórez Ortíz y María Luisa Calle.

Podríamos seguir el recorrido por otros deportes menos mediáticos como la gimnasia, levantamiento de pesas, automovilismo y el tenis para citar apenas unos cuantos, y encontraríamos también fieles exponentes de sus prácticas y dignos representantes del país.

Sin embargo, en Colombia los principales medios periodísticos, principalmente el televisivo, insisten en hablar de fútbol y más fútbol, pero no del que se practica en los torneos aficionados o de barriada, o aquellos que comprometen a las selecciones departamentales, sino del que se disputa a nivel profesional.

Ahí pareciera iniciarse y acabarse la práctica deportiva digna de ser publicada.

Estadio La Libertad. Pasto.
Las noches de los domingos los noticieros inundan las pantallas de goles, aquellos mismos que vuelven a ser repetidos los lunes, analizados los martes y clasificados los miércoles. El jueves y viernes el espacio de las secciones deportivas ya no es para más goles pero sí para crear la expectativa de los juegos programados para el fin de semana. 

Lo anterior no está mal, si es que se trata de poner en esos términos la discusión, así los equipos de fútbol cuando representan al país a nivel de clubes o selecciones apenas lleguen a ser animadores de los torneos en el mejor de los casos, difícilmente triunfadores.

Lo que sí resulta lamentable es que se ignoren esas otras disciplinas donde en reiteradas ocasiones se gana y que a no ser por los patrocinios de empresas privadas en las secciones deportivas de los noticieros, difícilmente tendrían notoriedad. La prensa y la radio en ese sentido son un tanto más abiertos.

El espectáculo de la vuelta a Colombia en bicicleta era uno con las transmisiones radiales y otro sin ellas o con monopolios mediáticos, por citar un sólo ejemplo. Las correrías de los connacionales por carreteras de Francia, España o Italia narradas por personajes como Julio Arrastía, Alberto Piedrahíta, Héctor Urrego, Rubén Darió Arcila o Rodrigo Vasquez se degustaban mejor.

En conclusión...

Es cierto, del fútbol se dice que es"el mejor espectáculo del mundo". Por lo menos es el que mayores multitudes mueve, además de las cuantiosas cifras económicas que giran a su alrededor, pero no hay que abusar de ese poder mediático que quiere mostrarlo como el todopoderoso en detrimento de otras prácticas no menos importantes, así no sea esa la intención.

De manera cara pero contundente:, sí al fútbol, pero también sí a otros deportes. Para todos debe haber cabida, mucho más para aquellos que nos  hacen sentir en el exterior el orgullo de ser colombianos.



viernes, 2 de septiembre de 2011

Pura 'carreta' en las carreteras

Loable y apenas justo que el gobierno nacional esté empeñado en sacar adelante el proyecto de la doble calzada entre Cúcuta y Bucaramanga. Obras similares en otras parte del país hacen parte del paisaje mientras que para la región oriental son una auténtica novedad.
Pasos restringidos son comunes en la Vía Cúcuta - Pamplona. Forman parte del paisaje.

Quienes se movilizan por dicha vía que tiene una extensión cercana a a los 200 kilómetros aprecian ya algunos trabajos en parte del trazado, lo que deja advertir alguna esperanza en que el tramo será realidad dentro de algún tiempo. ¿Cuánto? Difícil saberlo, pues en Colombia parece haberse hecho costumbre saber cuándo comienza algo pero no cuándo termina, para los casos de infraestructura liderados desde el sector oficial y que comprometen recursos públicos.

Lo cierto es que entre Bucaramanga - Cuestaboba, además de Los Patios - La Garita se deja ver el movimiento de maquinaria y cuadrillas de trabajadores. 

Trabajos doble calzada. (Los Patios)

Sin embargo, vale la pena recordarle al alto gobierno que mientras la segunda calzada avanza hay que prestarle la mayor atención a la única existente y en funcionamiento, pues su deterioro es evidente tras los estragos ocasionados por la pasada temporada de lluvias y lo que puede intuirse dejará la nueva que inicia.

Lo peor del caso es observar cómo se hizo poco o nada durante las semanas donde reinó el sol, más allá de retirar la tierra, troncos y piedras que habían caído sobre la vía para dar paso restringido a los automotores.

Con el regreso de las precipitaciones vuelven también las incomodidades y congestiones por no haberse hecho lo que se tenía que hacer: atender en forma seria los problemas en los puntos críticos. No se necesita ser ingeniero o especialista en el tema para sacar tan obvia conclusión.

Ni qué decir de otros tramos viales en Norte de Santander. La desastrosa carretera entre Cúcuta y Sardinata recibe cada cierto tiempo paños de agua tibia. De ahí hacía Ocaña los problemas de siempre en los sitios de siempre. 

Quién sabe también cuando se construyan los viaductos que de forma necesaria tienen que hacerse  para evitar los reiterados problemas de incomunicación que se presentan, bien por deslizamientos de tierra o por las condiciones no aptas para el tráfico pesado de vehículos en determinados puntos del tramo.

Aunque seguramente haya otras con dificultades similares en distintos puntos de la geografía nacional, las carreteras de Norte de Santander dan vergüenza. Miles de anuncios se han dejado escuchar de tiempo atrás, año tras año, sin que haya pasado mucho. Presidentes de la República, ministros, directores de institutos descentralizados, políticos y politiqueros, todos han tenido que ver con el tema.

Carretera nortesantanderana
Ha faltado seriedad antes y ahora. Aquí sí que aplica aquella frase popular que del 'dicho al hecho hay mucho trecho'. Eso que se ha vendido como discurso en innumerables ocasiones en el sentido que el departamento Norte de Santander es clave para los planes de competitividad del país ha resultado ser mera demagogia, pues todo ha quedado en el  papel.

Ni qué hablar de otros tramos como Cúcuta-Tibú o Pamplona-Saravena en la llamada vía de la soberanía que une a Norte de Santander con Arauca. 

En conclusión, resulta recomendable que las carreteras existentes tengan la atención del caso y no sigan convertidas en lo que están. ¿Será ése el reflejo de la dirigencia regional?

lunes, 22 de agosto de 2011

Para elegir concejos y asambleas...Un consejo

Fuente: www.registraduria.gov.co
Por estos días la actividad proselitista está más intensa que nunca. A hoy faltan 69 días para que se decida la suerte de centenares de candidatos y, sobre todo, el futuro inmediato y mediato de municipios y departamentos colombianos que reclaman mejores administraciones de y para lo público.

El 30 de octubre próximo las comunidades locales y regionales deberán escoger si quieren más de lo mismo, mejorarlo o empeorarlo, pues en política electoral no todo es negativo ni sus protagonistas son corruptos por asuntos de genética. Hay hombres y mujeres con una formación impecable en valores, además de conocimiento sobre el manejo de los asuntos de interés colectivo.

Si bien en la actualidad la atención se centra en quienes aspiran a llegar a ocupar gobernaciones y alcaldías, no debe olvidarse el papel fundamental que juegan en el destino de las localidades los integrantes de corporaciones como las asambleas, los concejos y las juntas administradoras locales.

Tanto diputados como concejales se convierten en coadministradores de los departamentos y municipios; es decir, son corresponsables de las decisiones y acciones que afectan a los ciudadanos. No legislan, coadministran, por lo tanto los votantes deben prestar la mayor atención posible a los planteamientos que expresan quienes aspiran a ocupar las correspondientes curules en ciudades y  pueblos.

Vale decir entonces que los listados a asambleas y concejos no pueden convertirse en elementos decorativos o de simple 'relleno' dentro de un proceso electoral, como pareciese advertirse en muchos casos donde por simples y raras conveniencias se terminan impulsando candidaturas que no tienen píes ni cabeza.

Dentro de este orden de ideas cabe mencionar que el atraso de varias zonas territoriales se debe, además de gobernadores o alcaldes pícaros y/o negligentes, a asambleas y concejos integrados por personajes ineptos o incompetentes que aplauden mucho, cuestionan poco y lo único que buscan es obtener 'tajadas' económicas    por debajo de la mesa, o a través de testaferros, en los contratos oficiales.

Lo único que importa en la presente contienda no es saber solamente quiénes serán los próximos mandatarios seccionales y municipales, sino cómo quedarán integradas las entidades coadministradoras, las calidades de aquellos que ocupen los respectivos escaños en representación de diversos grupos sociales.

No se trata de escoger personajes con títulos académicos por doquier, pues esto no es ninguna garantía de  honestidad y eficiencia; tampoco a quienes en su pasado han hablado mucho y hecho poco; menos a quienes han desperdiciado oportunidades anteriores en el manejo de la cosa pública y ahora piden revancha, porque el asunto no trata de una competencia deportiva.

Serias dudas dejan quienes se acuestan siendo de un partido político y amanecen luego en otro, aunque en oportunidades se ven obligados a hacerlo cuando las puertas les son cerradas por los llamados caciques electoreros. Sin embargo, algunos tienen más pinta de futbolistas profesionales no porque se dediquen a dicha actividad, sino porque cambian de equipo y de camiseta según los 'intereses' del caso y sin ningún tipo de vergüenza ni explicación convincente.

En fin, los votantes tienen una gran oportunidad, como todas las anteriores y las que vendrán, para hacer que no solamente las regiones tengan dinámicos, proactivos y buenos gestores de lo público a nivel de gobernadores y alcaldes, sino representados con la misma importancia en asambleas y concejos a través de diputados y concejales.

En Colombia para los comicios de octubre se encuentran habilitadas para sufragar 30 millones 785 mil  857 personas. 

Como siempre, la respuesta está en manos del elector y la buena fe en las del político.

Nota: consulte aquí el censo electoral por municipios en Colombia (Fuente: Registraduría Nacional).


martes, 16 de agosto de 2011

Ocaña de fiesta ... la radio colombiana de luto

Dos hechos significativos se destacan hoy: uno, de carácter religioso; otro, lleno de nostalgia y luto por la muerte de uno de los hombres insignias de la radio colombiana en el siglo XX.

Templo en honor a la Virgen de Torcoroma. Ocaña.
En primer lugar, en Ocaña, una de las ciudades más importantes del departamento Norte de Santander, su comunidad y la de muchos otros feligreses llegados de distintos rincones del país y del extranjero celebran la aparición hace 300 años, un 16 de agosto, de la imagen de la Virgen de Torcoroma.

El 'santuario del agua de la Virgen', levantado en honor a la patrona de los ocañeros, es uno de los sitios emblemáticos de dicha región colombiana, para simbolizar el sitio donde unos campesinos de la región en 1711 dieran cuenta de la presencia de la imagen en un árbol.

A Nuestra Señora de las Gracias de Torcoroma se le atribuyen numerosos milagros. No es sino hacer el recorrido de pocos kilómetros entre la cabecera urbana de Ocaña hasta el sitio donde se erige el templo, para mirar los rostros de fe de cientos de visitantes de todas las edades y condiciones sociales que hasta allí llegan.

Luto Radial
Otro hecho que contrasta con el regocijo de los ocañeros tiene que ver con el fallecimiento de un hombre que marcó la historia de la radio colombiana desde 1953 cuando decidiera fundar en compañía de familiares suyos el Circuito Todelar de Colombia, sin duda la cadena radial más importante del país en los años 70 del pasado siglo.

Fotografía: www.todelar.com
Se trata de don Bernardo Tobón de la Roche, quien dejara de existir el pasado lunes a sus 92 años en Cali, ciudad donde será sepultado este miércoles. Sus ideas y la cristalización  de las mismas permitieron que las grandes figuras de la radio nacional desfilaran por Todelar para el cubrimiento de los más importantes certámenes nacionales e internacionales. Hablar en su momento de la radio nacional, era, sin exagerar, hablar de los logros de Todelar, "el circuito del pueblo colombiano".

Bernardo Tobón de la Roche fue un hombre aventajado y visionario de la radio, del cual las generaciones presentes y próximas deben aprender y aplicar conocimientos.

Así suene a frase de cajon: Don Bernardo, paz en su tumba.


martes, 9 de agosto de 2011

Merecido por el paisano y amigo

Fotografía: Diócesis de Cúcuta.net
Aún recuerdo aquellos momentos de juventud en el pueblo, donde lo más importante era saber que las amistades que se formaban no eran para rato, sino para toda la vida.

Compartir en el colegio, luego en la cancha de fútbol o de baloncesto, darse un baño en el río, ir a misa los domingos, disfrutar unas cuantas horas en los bailaderos (sitios de rumba) y sentarse en el parque a hablar de cosas de muchachos, hacía parte del programa semanal.

En ese sano ambiente crecimos muchos de nosotros en Sardinata, un bello municipio de Norte de Santander a escasos 75 minutos de la capital del departamento por vía terrestre.

Hoy, unas cuantas letras para mostrar alegría por las cosas buenas que la vida le ofrece a un amigo en especial: José Elver Rojas Herrera. Para sus allegados, Elver, para quienes apenas lo han conocido en los años recientes: el Padre Elver.

Buen deportista desde niño, en especial para el fútbol, 'tomador de pelo', con una risa contagiosa y siempre mirando la vida con optimismo. Esto último, seguramente aprendido de su familia, humildemente rica.

Cuando llegó la hora de partir del pueblo a buscar nuevas experiencias y metas pues la etapa del colegio Nuestra Señora de las Mercedes, orientado en ese entonces por la comunidad religiosa del Cardenal Sancha, había finalizado orgullosamente, el Seminario Mayor de la Diócesis de Cúcuta lo esperaba. 

El 4 de marzo de 1995 fue una fecha festiva para el municipio. Con el calor típico del medio día en el templo San Mantín cuatro jóvenes amigos y paisanos se ordenaban como sacerdotes: Melquisedec, Abimael, Javier y Elver (estos dos últimos, hermanos). Recuerdo que por alguna que otra influencia asistimos con Rafael Norberto Capacho y Fernando Fonseca a transmitir por RCN radio la ceremonia en el espacio regional de Radiosucesos.

El Padre Elver poco a poco fue despertando esa inclinación por los medios de comunicación y ejerciendo liderazgo en la Diócesis de Cúcuta con el apoyo de los obispos de turno. El periódico La Verdad, donde me invitara a ser columnista durante un tiempo, y la emisora Vox Dei han crecido de la mano de varias personas, entre ellas de la suya.

Su formación académica en México, además de la colombiana, le permitió adquirir grandes experiencias y sueños por cumplir.

A Elver la Conferencia Episcopal de Colombia en su más reciente sesión plenaria le ha confiado la enorme responsabilidad de ser el nuevo Director del Departamento de Medios de Comunicación de dicho organismo. Su paso por la Dirección de Comunicaciones de la Diócesis de Cúcuta se ha cumplido a cabalidad, así queden tareas pendientes. Ahora ya no es pensar en la comarca, sino hacerlo para todo el país.

Hace unos cuantos años cuando me mostraba orgulloso la obra física del centro de comunicaciones de la diócesis ubicada en la parroquia de San Antonio,  en pleno centro de Cúcuta, le escuchaba hablar con atención de lo que visionaba también en materia de televisión, pues lo hecho en prensa y radio daban ánimo para seguir adelante.

Los sardinatenses nos sentimos orgullosos y muy bien representados en la persona de Elver, del Padre Elver. Que Dios lo siga bendiciendo...También a nuestro pueblo.


lunes, 8 de agosto de 2011

La fea costumbre de querer encasillar a la gente

Colombia parece desgastarse en una serie de situaciones que en buena parte de las oportunidades distraen la atención sobre los temas que a la gente del común afectan. Hasta hace algún tiempo se nos quería encasillar entre uribistas y anti-uribistas, por aquello de los dos polémicos periodos presidenciales de Álvaro Uribe Vélez.

Ahora, un año después que éste hubiese tenido que salir del palacio de gobierno se hace evidente otra polarización que busca saber quiénes son uribistas y quiénes santistas, para intentar medir de forma cotidiana el pulso entre el ex mandatario de la 'seguridad democrática' y el, desde el 7 de agosto de 2010, Presidente de la República Juan Manuel Santos.

Palacio de Justicia. Bogotá.
Varios medios de comunicación alimentan ese juego fabricando noticias donde muchas veces no las hay, sino simplemente por el hecho de estar matriculados en una u otra orilla (¿acaso no es la misma?), cuando no tratando de pescar políticamente en esa especie de río revuelto. En cientos de oportunidades esas informaciones les llegan ya pre-fabricadas haciéndose pasar por eso, informaciones, y no como lo que ciertamente contienen: propaganda y desinformación, elementos opuestos a lo noticioso.

En un país donde la mayor parte de su población vive entre la pobreza y la miseria, donde otras miles de familias intentan subsistir con el mayor decoro posible, donde aspectos claves para el funcionamiento de cualquier Estado Social de Derecho como la salud y la educación terminan entregándose al capital privado, porque a las entidades oficiales las han quebrado conscientemente, ¿Qué va a interesar de fondo cómo se lleva Santos con Uribe, o viceversa?.

No es que el tema le resulte ajeno al ciudadano de a píe, pues éste ha aprendido a asistir de espectáculo circense en espectáculo circense, sino que en el fondo no encuentra respuestas satisfactorias a las precariedades sociales que tiene, empezando aún por necesidades básicas insatisfechas, en pleno siglo XXI.

Es más, la persona del común tiene sobre entendido que las peleas se presentan para buscar hace prevalecer aquello que en la calle llaman 'roscas', o grupos de amigos que detentan el poder, porque en el fondo los modelos y políticas que implementan unos y otros son los mismos.

La institucionalidad, es decir, las reglas de juego que aseguran el manejo del sistema político y social advierten unas cosas y las realidades demuestran otras. 

Leer y releer la Constitución Nacional, los derechos fundamentales, los sociales, económicos y culturales, además de los colectivos y del ambiente allí consagrados, hacen pensar que la manera de afrontar las debilidades internas no han tenido las mejores prácticas en muchos años, ni que se puedan aceptar respuestas simplistas en el sentido que se trata de 'cuestión de estilos' entre unos gobernantes y otros.

Querer tapar el sol con los dedos de las manos al enfatizar que se persigue a ex funcionarios con serios indicios de haber sido corrupto,s simplemente porque pertenecen a un bando u otro, resulta poco menos que absurdo y hasta cínico. ¿Cuál el miedo a que la justicia actúe? Si a los cuatro vientos los todopoderosos predican que no tienen garantías, entonces... ¿Qué pueden pensar y sentir los parroquianos comunes y corrientes? 

Valorar la justicia como buena o mala dependiendo si se absuelve al amigo y se condena al enemigo no resulta sano en ninguna pretendida democracia.

Si hay jueces corruptos, pues que se les investigue y meta a la cárcel tambien. Lo cierto es que aquí tampoco se trata de sembrar dudas sobre todo el mundo para intentar deslegitimar lo que de forma legal puede resultar irrefutable.

En la medida que la rama judicial haga su trabajo bien hecho, es decir, obre en justicia, las cosas en Colombia empezarán a cambiar, pues los delincuentes tendrán cada día menos espacio para hacer de las suyas y los recursos públicos serán eso y no una especie de lotería para quienes lleguen con pretensiones de adueñarse de los mismos.

Por razones como las anteriores es que resulta esteril continuar polarizando al país entre uribistas y santistas, pues el problema no es de cosmética. Aquí sí  hay que hacer separaciones, pero entre los decentes y los indecentes, los correctos y los corrutpos, los que se asocian para ayudar y ser solidarios y aquellos que lo hacen para delinquir, los que poco duermen por estar trabajando y quienes también lo hacen pero para dar rienda suelta a sus torcidas mentes. 

Lo anecdótico no puede seguir distrayendo al país de aquello fundamental.


viernes, 5 de agosto de 2011

El país de las 'benditas' encuestas

Para cualquier cosa en Colombia se hace una encuesta: medir la imagen de un gobernante, conocer las posibilidades de un candidato, adelantar el nombre de la próxima reina de belleza, identificar la posición de la gente sobre determinados temas. En fin. Esa forma de conocer las percepciones de la población en general, o un grupo social en particular, en ocasiones ayuda a orientar diversas acciones antecedidas por las respectivas tomas de decisiones, aunque muchas veces el proceso se invierte.
Parque Forestal Represa del Neusa. Municipio de Cogua, Cundinamarca
El problema con esta forma de medición cuantitativa es que en diferentes circunstancias y, según el acomodo de quienes salgan beneficiados, los fríos números se convierten en sofismas de distracción y dilatan los aspectos fundamentales de aquellos hechos que deben tratarse con la mayor seriedad y profundidad.

Un 85, 50 o 10 por ciento no dicen nada sobre algo si no se conocen los argumentos que quienes aceptaron responder ciertas preguntas tuvieron para hacerlo. En otras palabras, mucha gente opina sin conocer a ciencia cierta aquella temática que encierra un interrogante. Otros más creen saber de los asuntos en cuestión pero sus fuentes de información previa son los rumores de pasillo, o lo que fragmentaria y sesgadamente hacen aparecer como información los medios periodísticos muchas veces.

Por eso en oportunidades las encuestas dejan dudas, no porque sean mal aplicadas o se tergiversen los resultados, sino por el grado de conocimiento que sobre las temáticas tienen los encuestados, aunque pueda haber muchas firmas encuestadoras de papel que se dediquen a entregar datos y porcentajes a la medida de lo que necesiten quienes los contratan.

El famoso encuestador colombiano Napoleón Franco en entrevista a la periodista Cecilia Orozco publicada por el diario El Espectador de Bogotá en abril de 2010, en el marco del proceso electoral para escoger Presidente de la República, decía que "Colombia tiene récord de compañías de investigación de mercados registradas en el CNE (Consejo Nacional Electoral): alrededor de 72 empresas. Y de ellas, diría que un 92% son propiedad de políticos activos". Falta ver si el panorama año y medio después siga siendo el mismo. (Leer entrevista completa).

Entonces, con los resultados de las encuestas hay que tener cuidado, pues de forma equivocada muchas personas pueden dejarse inducir y aumentar la ignorancia que tengan sobre diferentes tópicos, adoptando la actitud más cómoda: sumarse a la supuesta opinión dominante o mayoritaria, que no por ese simple hecho termina siendo la correcta.

Ojala en el país se dedicara más tiempo a discutir las soluciones reales y radicales a tantas problemáticas y no  a estar desayunando, almorzando y cenando con encuestas de todo tipo que, en oportunidades, ayudan a desorientar y confundir más al pueblo, a no ser  que ése sea uno de los tantos propósitos escondidos y perversos que anden sueltos por ahí.

Esperemos que se realicen y publiquen trabajos estadísticos con base en respuestas de la gente sobre el precio real que deben tener los combustibles en Colombia, de cuánto debe ser el salario mínimo legal mensual, de qué debe pasar con la educación pública, cuántos años de cárcel resultarían justos para los corruptos y criminales, con el objeto que se tuvieran en cuenta esas opiniones a la hora de tomar decisiones en las más altas esferas. Seguramente la respuesta sea que no porque el común de los ciudadanos poco conoce de esos temas y es a los tecnócratas a quienes les corresponde el estudio de rigor. Simplemente no conviene.

Con las encuestas puede suceder lo mismo que ocurre algunas veces en los planteles educativos: no necesariamente quienes obtienen las más altas calificaciones son los mejores, ni quienes sacan los menores puntajes son los menos inteligentes y capaces. Cuántas mentes brillantes no están dedicadas al mal. La historia presenta ejemplos por doquier.

Ser primero no siempre significa ser el mejor.