miércoles, 14 de julio de 2010

Norte de Santander: 100 años












Por medio de la ley 25 del 14 de julio de 1910 la Asamblea Nacional de Colombia aprobó la creación del departamento Norte de Santander, el cual quedó integrado por las provincias de Cúcuta, Pamplona y Ocaña, ley sancionada por el entonces Presidente de la República Ramón González Valencia.Se cumplen en la fecha 100 años de historia de un territorio que antes había pertenecido al departamento de Cúcuta y también al antiguo Santander.

Para todos quienes hemos nacido en territorio nortesantandereano, en mi honroso caso en el municipio de Sardinata, esta fecha se convierte en motivo de orgullo, pero también de reflexión y crítica. No puede ser para menos, cuando de mirar las realidades en distintos órdenes de la región se trata, con el ánimo que esta primera centuria no quede apenas en el ámbito de lo anecdótico y la euforia de los discursos en la pasajera celebración.

Es cierto que desde 1910 a la fecha Norte de Santander como departamento le ha aportado más cosas al país que lo que ha podido recibir de éste, pues los procesos política y administrativamente centralizados desde Bogotá siempre han visto a la periferia como eso, más allá de los contentillos que decide dar de vez en cuando.

Si se mira la situación actual de los 40 municipios que integran su territorio hay desigualdades notorias y enormes tanto en las cabeceras urbanas como en los sectores rurales, sin olvidar que en muchos de ellos hacen presencia todos los actores armados de los que se pueda tener noticia en Colombia. El decir todos no resulta exagerado. Esto habla de las inmensas riquezas naturales que el departamento posee y de su estratégica posición geográfica que lo conecta con Venezuela a través de los estados Táchira y Zulia.

Hagamos repaso de forma rápida de aspectos sobre los cuales no se tendriía que estar hablando cien años después de haberse reconocido la región como departamento, pues deberían estar ejecutados y superados:

1. No resulta posible que siendo el Catatumbo la zona más importante y rica de Norte de Santander, sea de las más olvidadas y maltratadas. Todo el petróleo que de allí se sacó en abundante cantidad cuando la época de la concesión Barco no valió siquiera para dejar pavimentada o asfaltada la carretera hacía Tibú. Ni qué decir de emprender viaje desde allí hacia La Gabarra o el Tarra, también por vía terrestre.

De igual manera, hace algunos meses en medio de una charla que daba a algunos lideres de la localidad, allí mismo, escuchaba la queja que ni siquiera en el hospital de Tibú se atienden ya partos y que las mujeres a punto de parir son remitidas a Cúcuta.

2. El proyecto del embalse multipropósito del Cinera que se discute desde mediados del siglo anterior para asegurar agua potable para la capital del departamento y su área de influencia, nunca ha sido tomado en serio por la clase dirigente. Resulta penoso que una ciudad como Cúcuta tenga sometida a parte de su población a racionamientos del preciado líquido durante varios días a la semana.

3. Retomando el tema de las carreteras, ¿Cuántos años llevamos escuchando que "ahora sí" se van a terminar los trabajos de asfaltado de la vía a Ocaña? Ni el hecho de haber tenido Presidente de la República ni ministros de obras públicas oriundos de la región ha servido para cumplir con ese propósito de manera definitiva. Tampoco para mejorar, de una vez por todas, los 200 kilómetros que separan a Cúcuta de Bucaramanga. Cuando se terminan los arreglos de un tramo ya otro está en deplorables condiciones.

Para qué hablar de los trayectos de las redes secundarias y terciarias si en los primarios, a cargo del gobierno central, las cosas funcionan con simples pañitos de agua tibia.

4. En materia de salud las cosas no es que funcionen tampoco de la mejor forma (la misma radiografía del país). Municipios que contaban con sus hospitales han visto convertir a varios de éstos en simples puestos de salud, limitándose lógicamente la atención que reciben los usuarios.

5. La seguridad regional se ha pretendido resolver más con anuncios reales sobre incrementos de pie de fuerza en lo policial y militar, que con inversión social propiamente dicha.

6. El empleo formal se ha estancando dando paso al informal y hasta llevado a las personas a ingresar a los grupos de delincuencia bajo el argumento que por tener algo de ingresos economicos deben hacer lo que sea.

7. La clase política del departamento ha sido y sigue siendo de ´medio pelo´. Conservadores y liberales se han repartido el poder, en ocasiones con disfraces de otros movimientos y partidos, enriqueciendo sus bolsillos y empobreciendo todavía más los del pueblo. La ética de lo público parece haberse quedado en mera demagogía y frases populares como "que roben, pero que hagan algo" se han convertido en especie de legitimadoras de conductas impropias, censurables y dementes de los llamados ladrones de cuello blanco, que merecen ver cambiadas sus lujosas mansiones por cárceles de por vida.

8. En educación el atraso de Norte de Santander es evidente. A pesar de contarse con tres universidades públicas (Pamplona, UFPS Cúcuta y UFPS Ocaña), éstas no han logrado aún tansformar su entorno. La región apenas se da cuenta que existen, si acaso. La investigación sigue siendo incipiente y los postgrados apenas empiezan a despegar a nivel de maestrías. En primaria y secundaria la cobertura puede haber mejorado, pero la calidad..quién sabe.

9. La infraestructura deportiva es lejana a la de otras zonas. Muchos de los más importantes escenarios están a medio terminar, haciéndose evidente la falta de otros. Los deportistas tienen que mendigar en muchas ocasiones los dineros para poder competir dentro y fuera del departamento. La oportunidad de ser sede de unos juegos nacionales se ha dado para el 2012, pero sólo en determinados deportes, al ponerse a la región a compartir protagonismo con Córdoba y Cauca. A eso se le puede llamar recibir tratamiento de quinta.

10. En materia de integración colombo-venezolana, una cosa es la que viven los pueblos a uno y otro lado de la frontera y otra la que desarman a cada rato los gobernantes de Bogotá y Caracas. Resulta el colmo que para ir a San Cristobal un colombiano deba tener como mínimo permiso fronterizo, cuando debía ser espacio de libre tránsito.

En contadas ocasiones se piensa en grande. Lo común, pues nunca podrá ser normal, es que la dirigencia regional y hasta sus gentes se contenten en la práctica con lo que poco que se tiene como departamento. Cuando existen voces que invitan a soñar y a hacer realidad esos sueños, entonces se les estigmatiza y acusa de todo.

Ojala estos cien años de Norte de Santander como departamento sirvan para que se sienta la alegría de las cosas buenas que se han construido, muchas, indudablemente, pero también para ser conscientes de los enormes retos que se tienen, empezando por formar una clase dirigente capaz y visionaria.

La intención no es aguar la fiesta, sino llamar la atención de lo que merece un departamento tan hermoso como el nortesantandereano, de hombres y mujeres que han ayudado a dar lo mejor de sí para orgullo de Colombia, de paísajes llenos de verde por doquier, de afluentes por donde se le mire y, sobre todo, de una nueva generación que reclama aires de renovación.






1 comentario:

Unknown dijo...

Sacó las reliquias de Sardinata, la tierra que mata...