miércoles, 26 de mayo de 2010

¿Para dónde va Vicente? ...


La espiral del silencio es una teoría planteada en 1974 por la filósofa, historiadora y periodista alemana Elisabeth Noëlle-Neumann, que a nivel de la ciencia política y la comunicación ha permitido generar discusiones en torno a la llamada y compleja formación de la opinión pública.

Tatando de simplificar lo presentado por la autora, la opinión pública es el resultado de la interacción entre los individuos y su entorno social, lo que a su vez posibilita que "para no encontrarse aislado un individuo puede renunciar a su propio juicio". Si no fuera así, la vida en sociedad sería imposible al no existir integración.

Sin embargo, el punto central de la espiral del silencio es que la persona por temor a quedar aislada, apartada, además de la duda que tenga sobre su propio juicio, termina sumándose a lo que piensa la mayoría del grupo social que integra y haciendo más fuerte la opinión dominante. Además, nada puede dar mayor seguridad (¿o comodidad?) en apariencia que estar del lado de quienes se autopostulan como los dueños de la razón, muchas veces por el simple hecho de ser eso: mayoría.

A lo mejor podriamos resumirlo a través de uno de los tantos dichos populares que se dejan escuchar a diario: "¿Para dónde va Vicente? Para donde va la gente."

La misma presión social lleva muchas veces a que quien posea una opinión diferente tenga miedo de expresarla y defenderla para evitar sanciones y castigos, actitudes propias de comunidades donde la tolerancia y el respeto por las ideas contrarias apenas terminan siendo simple retorica, en muchas ocasiones. Entonces, quedan dos alternativas prácticas: guardar silencio o alinearse del otro lado. Una tercera, no tan común, resultaría la más atractiva y convincente para un ser político: defender lo que considere defendible, así sea minoría, resistiendo a la amenaza del aislamiento.

Aunque el pensamiento de la señora Noëlle-Neumann es mucho más complejo y pone a la televisión como ejemplo de sus análisis, dada la influencia de los medios en general para crear opinión pública, vale la pena hacer consideraciones sobre el actual proceso electoral de carácter presidencial, que tendrá su día cumbre este domingo 30 de mayo (y el 20 de junio, en caso de llegarse a una segunda y definitiva vuelta).

Frente a la elección del sucesor de Álvaro Uribe Vélez, bien pudiera establecerse el siguiente decálogo:

1. Son nueve los candidatos y no dos, como desde hace rato se nos quiere hacer ver. Seguramente los dos que encabezan las encuestas vayan a segunda vuelta pero, por ahora, son nueve y no dos.

2. En Colombia han cambiado varias cosas en los últimos años, unas para bien, otras para mayor desgracia, pero no es que ésta sea la partida final. Ya hemos soportado 200 años de "patria boba" y no se trata ahora de pensar en mesias o sucesores de éstos como la única salida posible.

3. Los partidos políticos tradicionales deben reinventarse y las empresas electorales conformadas con tal fin deberán mostrar coherencia y consistencia para poder trascender. Ya estamos cansados de partidos y movimientos de papel.

4. Somos 29 millones 983 mil 279 votantes los habilitados para sufragar este domingo, según el censo electoral de la Registraduría Nacional del Estado Civil. Quien se quede en casa que luego no reclame, y quien vaya a la urna con la conciencia sucia por haberse dejado comprar el voto, que tampoco lo haga y sienta vergüenza por valer tan poca cosa.

5. Este país nos pertenece a todos y no sólo a los grandes apellidos de la república. Este país soporta discursos de paz y noviolencia, contrario a quienes creen que solamente en la guerra está la consecución de vida digna, equidad y justicia social.

6. Que no sean las encuestas las que decidan nuestra voluntad electoral, sino el sueño y proyecto que cada uno tenga de país y sociedad, bien desde posiciones de derecha, centro o izquierda. ¿Acaso no actuamos en democracia?

7. Que las pólémicas no se sigan originando por las propuestas de los publicistas de las campañas, sino por el peso y el fundamento de las ideas de los aspirantes a la Presidencia y Vicepresidencia.

8. Que los medios de comunicación se preocupen más por lo importante para los colombianos y no por lo que estimen urgente para sus propios intereses, mopolísticos en varios casos.

9. Que de verdad pueda atacarse, de manera frontal, el fenómeno de la corrupción para que, ganando unos u otros, no se sigan arropando todos con las mismas cobijas, así juren pertenecer a orillas contrarias.

10. Porque dentro de cuatro años no estemos escribiendo sobre lo mismo.

¿Se aplicará lo de la espiral del silencio? ¿Se repetirá lo de Vicente? Lo mejor seria que las muchas opiniones públicas puedan manifestarse sin miedos, sin sanciones, sin compra de votos, sin engaños; por el contrario, en democracia.

En lo personal, equivocado o no, ya tengo decidido mi voto ... ¿Y usted?





2 comentarios:

hppts://ivananto.blogspot.co dijo...

SIN IMPORTAR EL SEÑALAMIENTO EL ESTIGMA Y TODO LO DEMAS CREO QUE MI VOTO VA MAS ALLÁ DE LA MODA, DE LA PASIÓN, DE LA NOVEDAD... DESDE HACE RATO DECIDÍ A QUIEN LE DOY LA CONFIANZA DE TRANSFORMAR ESTE PAÍS, CREO QUE LAS PROPUESTAS DE PETRO SON LAS QUE NECESITA NUESTRO PAÍS Y NO TEMO DECIRLO.

PROFESOR WILLIAN UNA VEZ MAS LO FELICITO, MUY PERO MUY BUENO SU ARTÍCULO, PUBLICACIONES COMO ESTAS MERECEN ESTAR EN MEDIOS NACIONALES PARA QUE LA GENTE REFLEXIONE FRENTE A TEMAS TAN IMPORTANTES COMO EL DERECHO DE ELEGIR, PERO HACIENDOLO BIEN, A CONCIENCIA

Nohelia dijo...

Me encanta saber que nuevo está escribiendo en un sitio público... Este sitio debe tener estrategia de visibilidad, de que otra forma podremos conocer los análisis de un maestro. Recuerde que es una labor para toda la vida. Abrazos