lunes, 3 de mayo de 2010

¡Día Mundial de la Libertad de Prensa!


La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, recomendó a la ONU por allá en 1991 establecer el Día Mundial de la Libertad de Prensa que, finalmente, a partir del 3 de mayo de 1993 tuvo su proclamación oficial, para recordar cada año los principios fundamentales de las libertades de prensa y expresión.

Sin duda alguna, un elemento básico para construir ciudadanía, formar opinión pública y promover la democracia tiene su razón de ser en el mayor de los prinicipios: la libertad. Sólo a través de ella se pueden promover todos los demás principios y dar cabida a los valores que las sociedades adoptan para sí.

Dentro de este panorama la prensa, el periodismo, juega un papel importante para intentar asegurar el desarollo de los pueblos, visto éste no como el mero crecimiento en términos de industrialización y productividad (propio del paradigma capitalista), sino de conviviencia y realización individual y colectiva lo más armónicas posibles, dentro lo que algunos autores e instituciones califican como "desarrollo humano".

El papel de la prensa va más allá del de informar, pero esta sóla característica inicial hace que la responsabilidad social que tiene sea de las más complejas, difíciles y nobles que puedan encontrarse en sociedad alguna. Resulta fácil caer en el error, en la desinformación y hasta en la misma propaganda, pero estas circusntancias que se presentan más a menudo de lo que se quisiera, no pueden ocultar el hecho de la dimensión que el oficio-profesión tiene.

Por ello, más que un cuarto poder, como se le bautizara en la revolución industrial, la prensa requiere ser contrapoder en todo momento; más que defender la institucionalidad, necesita luchar por la verdad; más que ser brazo de los dueños del poder, debe buscar que lo público prevalezca por encima de cualquier asomo de manipulación y sesgo.

En otras palabras, una prensa libre debe ser, por encima de todo, independiente, fiscalizadora y garante de las libertades humanas; de lo contrario, el periodismo no pasará de ser un ejercicio que maquille realidades y lave cerebros.

Hoy, día mundial de la libertad de prensa, los primeros que deben defender las prácticas ya mencionadas no son los periodistas sino los ciudadanos; no los dueños de los medios, sino las personas del común y del corriente que para poder tomar decisiones urgen que el derecho a la información se aplique en su doble condición: dar información pero, a la vez, recibirla de manera veraz, oportuna y completa.

Los medios de comunicación en general y, la prensa, en particular, deben motivar la discusión pública, hacer notar los diferentes matices de las cosas y no sólo el aparente blanco y negro de las mismas; propender por mostrar las realidades y no una única realidad de los hechos; procurar que la lectura del mundo, del país o la región no quede en manos de la parte y de la contraparte, sino de las partes y de las contrapartes.

No es tarea fácil, los retos son enormes y permanentes. Tampoco se trata de "endiosar" o "satanizar" , como resulta recurrente caer al generarse debates de éste orden. Que con la excusa de este Día Mundial de la Libertad de Prensa cada quien, como periodista o como receptor, se permita reflexionar de la mejor manera sobre una responsabilidad cada vez mayor y muchas veces incomprendida.

¡La Libertad de Prensa no es una concesión, es un derecho de nuestras sociedades!




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