martes, 3 de mayo de 2011

Responsabilidad, independencia y honestidad

El periodismo, más que poder, debe ser en esencia contrapoder. Más que seguir profesando el mito de la objetividad, debe ser una práctica honesta y transparente. Más que hablar en representación de todos los ciudadanos, debe advertir desde que ángulo observa el mundo y en nombre de quiénes habla, para el caso de cada medio.

Son apenas algunas consideraciones que pueden surgir con motivo de la celebración del Día Mundial de la Libertad de Prensa, hoy 3 de mayo, pero que no necesariamente responden a reflexiones actuales, pues mucha agua ha corrido bajo el puente en materia del ejercicio de la profesión desde su concepción liberal o tradicional , en la que muchos hemos sido formados, como también en aquellas otras que posibilitan espacios más amplios de discusión y menos dogmáticos que los  enseñados en salas de redacción y aulas de clase.

Hablar de la libertad de prensa tiene varias implicaciones. Una de ellas relacionada con la altísima responsabilidad que tenemos los periodistas de hacer valer el Derecho a la Información, entendido éste no sólo como la posibilidad de informar sino, de manera principal, el derecho que tiene la comunidad de recibir información veraz y oportuna para poder tomar sus propias decisiones en calidad del cumplimiento del ejercicio ciudadano de sus integrantes.

Otro hecho tiene que ver con la necesaria y permanente formación que deben buscar y recibir quienes habiendo pasado por aulas universitarias o aprendido en la universidad de la vida, mantienen el compromiso de hacer periodismo y, en consecuencia, velar por la libertad de prensa.

Libertad de prensa significa no hacer ni publicar lo que se antoje o venga en gana, sino en ayudar a construir de forma permanente procesos de lo público a partir de la comunicación pública, eso que nos interesa y convoca a todos dentro de espacios abiertos de discusión, donde el consenso es tan importante y respetable como el disenso, donde el interés común debe prevalecer, donde el pluralismo no  puede ser atacado.

Libertad de prensa no es otra cosa que actuar con responsabilidad buscando que sean los intereses periodísticos y no los empresariales o personales los que primen a la hora de decidir qué y cómo se publica. Sin embargo, esto no necesariamente implica que dicho tipo de intereses sean excluyentes.

Libertad de prensa es que los medios y los periodistas se autorregulen dentro de los supuestos que la misma deontología ofrece a través de los códigos éticos para velar por una actuación decente o proba del desarrollo profesional.

Libertad de prensa es que prácticas como la censura y, lo que es peor, la autocensura, desaparezcan. Bien lo explica el maestro Javier Darío Restrepo al decir que "la autocensura del periodista equivale a una imposibilidad de ver lo que sucede. El periodista renuncia a ser  los ojos, oidos y lengua de la sociedad e introduce en el cuerpo social la incapacidad de conocer lo que sucede, que es el paso previo para la pasividad y la manipulación".

Libertad de prensa es actuar con independencia frente a los poderes oficiales y privados establecidos y rendir cuentas ante el poder ciudadano, pues la información es un servicio público.

Libertad de prensa es entender que la verdad absoluta no existe, que lo que entregan los medios son interpretaciones y versiones de muchas realidades.

Libertad de prensa es tener claro que las historias no se presentan en blanco y negro, sino que existen diversos matices. Que la información y la opinión no tienen parte y contraparte, sino partes y contrapartes. Que el mundo no se puede leer únicamente con las dos opciones que ofrece una moneda: cara y sello.

Pero también libertad de prensa es que no se explote a los periodistas con largas jornadas de trabajo y salarios que representan el valor de algunas pocas horas. Que no se les considere 'buenos' cuando elogian y malsanos cuando critican o cuestionan.

Bien vale la pena recordar aquella declaración de Windhoek (Namibia) cuando a instancias de la ONU y por intermedio de la UNESCO entre el 29 de abril y el 3 de mayo de 1991 se discutiera sobre la necesidad de tener en el continente africano una prensa de carácter independiente y pluralista, ésa misma que es urgente reclamar para todo el mundo.

Fotografía inferior: En alguna madrugada de 1999, junto a Rafael Norberto Capacho, en pleno noticiero, apenas horas después de un atentado con explosivos contra las instalaciones de RCN radio Cúcuta. Como en la radio los ladrillos no hablan, entonces...al aire.

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