lunes, 25 de abril de 2011

Los héroes sí existen

Siguen siendo trágicas las historias que se presentan en Colombia por esta época con motivo de la ola invernal. Resulta indudable. Estragos y destrucción en muchas partes del país así lo demuestran.

Sin embargo, es momento de reconocer en este blog el trabajo contínuo y hasta el cansancio de cientos de hombres y mujeres que a lo largo y ancho de la geografía nacional intentan ayudar de la mejor manera a damnificados y personas que por diferentes circunstancias se desplazan por carreteras y caminos de trocha.

No faltará quien diga, con toda razón, que ese es el trabajo que les corresponde y por el cual buena parte de ellos recibe un salario. De todas maneras, no sobra resaltar ese algo más que pareciera resultar inherente al hecho de ser colombiano: voluntad de servicio.

Estamos hablando de los integrantes de organismos como la Policía, el Ejército, la Fuerza Aérea, la Armada y, junto a ellos, de los representantes de entidades como los cuerpos de bomberos, la Defensa Civil y la Cruz Roja, sin que ello sea motivo para negar la amplia colaboración de miles de ciudadanos del común que día, noche y madrugada están atentos para socorrer a quienes así lo necesitan.

Ver a los policías intentando poner orden en las carreteras para evitar la menor posibilidad de accidentes posibles por causa de derrumbes e inundaciones, algunas veces con la incomprensión de desesperados conductores y pasajeros impacientes por las largas horas de espera sobre costados de cualquier vía, resulta de admirar. En sus caras se refleja el cansancio de muchas horas de labores, de quién sabe cuántas más sin dedicar tiempo a sus seres queridos, de uniformes desgastados y sucios por la lluvia, el sol y el barro a los que se ven expuestos durante esta temporada. De dolores de cabeza y otras afecciones que seguramente deban disimular, porque primero está el deber.

Lo mismo sucede con soldados y otros miembros de las fuerzas militares, a quienes se observa patrullando de forma permanente, cambiando en oportunidades sus fusiles por picas y palas para ayudar a alguna comunidad damnificada por las fuertes lluvias.

Qué decir de integrantes de otros organismos que reciben llamados y hasta reclamos de distintos ciudadanos cuando demoran en llegar o, simplemente, no pueden ayudar a solucionar de forma rápida emergencias como las que se presentan en la actualidad. Hacemos referencia a los cuerpos de bomberos y los grupos de la Defensa Civil, conformados en muchos sitios por personas voluntarias en su mayoría, y a quienes en épocas de tranquilidad ni se les mira ni se les pregunta qué necesitan para poder funcionar bien cuando tengan que actuar, como ahora.

En estos dos casos, por ejemplo, la voluntad es grande, contrario a las herramientas que tienen disponibles para socorrer, tal como sucede en varias partes del país. Ni de gasolina disponen muchas veces para poder tanquear sus vehículos con el fin de poder desplazarse a los lugares requeridos. En determinados casos, intentan subsistir a punta de rifas.

En fin, estos personajes merecen el reconocimiento del pueblo colombiano, no sólo por sus actuaciones presentes, sino por todas aquellas en las que han participado, arriesgando y hasta perdiendo sus vidas.

Lamentablemente el dolor y la preocupación que deja la tragedia nos lleva en varios casos a pasar por alto lo que debe ser el reconocimiento permanente a estos héroes de la patria, no porque ellos lo estén reclamando, sino porque lo merecen.

Un simple y profundo GRACIAS puede ser buen comienzo.

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