lunes, 29 de octubre de 2012

Del 'partido' partido de la U

La Asamblea del Partido de la U celebrada este domingo en Bogotá se ha robado el espectáculo mediático por cuenta de sus dos principales líderes: el actual Jefe de Estado, Juan Manuel Santos, y su antecesor, el expresidente Álvaro Uribe Vélez.

Fotografía tomada de: www.partidodelau:com
Mientras sus afanes siguen girando alrededor del poder político, la nación ya no se sorprende, pues las peleas al más alto nivel se han convertido en parte del paisaje nacional, y los costos que debiera cobrar el pueblo a veces tardan demasiado o no aparecen (ni se piense que es través de la equivocada vía de las armas).

Por eso la banca privada, las multinacionales explotadoras de los recursos minerales y todos quienes hagan parte de la bendita 'inversión privada' nacional y extranjera seguirán haciendo con el país lo que les venga en gana, por encima de lo público, del bien común.

Las palabras pronunciadas de uno y otro lado estimulan los titulares periodísticos, exacerban el morbo de las personas del común pero, sobre todo, distraen la atención de la opinión pública sobre los temas fundamentales del país, así en el fondo la discusión se concentre sobre quién tiene más poder para manejar el país como mayordomo de finca (con el perdón de los mayordomos).

Es de recordar que para Uribe Vélez durante su mandato cualquier olor y color a oposición era una oportunidad apropiada para descalificar adversarios y tildarlos de aliados del terrorismo, existiendo evidencias de casos de propaganda negra, chuzadas telefónicas y otras irregularidades más que se orquestaron desde despachos oficiales durante su mandato. Queda por establecer de dónde se impartieron las órdenes (autores intelectuales).

Sólo falta que ahora el Presidente Santos busque sacar los 'trapos al sol' de otros pecados de la anterior administración, que fue también la suya en calidad de Ministro de la Defensa Nacional, para completar la función que si antes se mostraba a la luz pública de manera tímida, pareciera ahora llegar a su clímax.

Resulta increíble que un gobierno tan cuestionado moral y legalmente como el anterior en sus dos periodos, sobre todo en el segundo, se siga presentando ante el país como el gran defensor de las causas sociales y nacionales, ahora bajo la excusa de ponerle piedras a la rueda dentro de un nuevo intento para el país de diálogos de paz.

Pudiese cualquier ciudadano del común pensar que los vicios y triquiñuelas de los partidos políticos tradicionales fueron los que alimentaron el nacimiento del partido de la llamada Unidad Nacional, pues al fin y al cabo allí llegaron los liberales y conservadores que dejaron esa condición para acompañar un 'nuevo -viejo' ejercicio de liderazgo, donde el clientelismo y prácticas indecentes parecieran seguir estando a la orden del día.

¿Acaso Colombia no ha aprendido de su inmediato pasado cuando en la época de la violencia política, a mediados del siglo XX, el pueblo se odiaba y se hacía matar por una u otra bandera, mientras las élites políticas en las páginas de los periódicos se atacaban y en los clubes sociales de Colombia o el exterior departían a manteles?

El show que sigue dando la clase política colombiana resulta deprimente y vergonzoso. Lo peor es que no resulta ajeno a lo que sucede en países cercanos y lejanos. También, que a mucha gente no le importa lo que aquí pasa y se decide en las altas esferas del poder, porque su tarea fundamental está en poder subsistir en medio de la pobreza que golpea a millones de connacionales de forma aberrante.

Si con nuevos partidos como el de la U o el proyectado Centro Democrático es que Colombia pretende cambiar, entonces... apague y vámonos, pues todo ha cambiado para que, en el fondo, nada cambie.

¿Será que toca esperar el gobierno de Francisco Santos? ¡Por Dios!

Ahora, Colombia es mucho, muchísimo más, por fortuna, que Uribe y Santos. No se engañen.


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