miércoles, 22 de agosto de 2012

¿Qué hacer con Uribe?

Luego de dos polémicos mandatos donde al parecer la consigna de gobierno fuera la del 'todo vale', el expresidente Álvaro Uribe Vélez se ha convertido en el más fuerte opositor del actual gobierno de Juan Manuel Santos.

Valdría la pena que el exmandatario hubiese tenido el mismo respeto público que hoy se profesa hacia él por parte de quienes ataca, cuando en su momento todo aquellos que sonara a contradictor era tachado, expuesto y tratado en la picota pública como delincuente o terrorista.

Los casos de periodistas y medios de comunicación objeto de 'chuzadas' telefónicas, además de políticos y  opositores, entre otros, sin olvidar el fortalecimiento a grupos privilegiados de la población (Agro Ingreso Seguro), falsos positivos y otros episodios, son apenas algunos de los capítulos que a punta de mensajes  beligerantes y, en varios casos, inoportunos, parecieran borrarse de la memoria de Uribe Vélez.

Qué tal que el país en los últimos 8 años hubiese cambiado de verdad. Se mejoró en seguridad, es indudable, pero en el fondo los pobres siguieron siendo tan pobres, y los ricos acumulando mayores riquezas sin saber qué hacer con ella y muy agradecidos con el gobierno.

¿O cuáles fueron los buenos resultados a mostrar en salud, educación, vías, etc.? Más de lo mismo, de lo de siempre, y buscando fórmulas numéricas para demostrar a la brava que su política social resultó exitosa.

Esos tonos moralistas cuando llegan de personajes tan cuestionados hay que recibirlos con el cuidado del caso.

La influencia de Álvaro Uribe Vélez en una parte de la opinión pública colombiana es indudable, pero no debe olvidarse que su interpretación es apenas una, entre muchas, sobre el cotidiano acontecer de la vida nacional.

A pesar de todo, ojala que su Puro Centro Democrático no termine convertido en puro cuento democrático, tal cual discurso de culebrero.


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