miércoles, 27 de julio de 2011

Bendito país de contrastes

Los acontecimientos en Colombia son tan variados y complejos que los ciudadanos no terminan no digerir una noticia importante cuando tienen dos o tres más encima. Esto no tiene nada de raro o de particular. Apenas es una muestra de lo que sucede en casi todo el mundo donde miles de sucesos culturales, políticos, económicos, religiosos, deportivos, entre otros más, se presentan a cada instante.

La lamentable muerte del Joe Arroyo, uno de los artistas colombianos más importantes y representativos del último medio siglo; la lógica decisión de un juez de enviar a la cárcel al ex-ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias por los casos de corrupción en Agro Ingreso Seguro; la determinación de la Corte Constitucional de reconocer los derechos de las parejas homosexuales y pedir al Congreso de la República que legisle sobre el particular en los próximos dos años, se convierten en unas horas en muestra de lo señalado en el párrafo anterior.

Esto, sin contar que en pocas horas el país empezará a vivir el mayor certamen deportivo del que será sede en 2011: el campeonato mundial de fútbol en la categoría de los 20 años, por lo que seguramente la mayor parte de los medios de comunicación nacionales concentrarán sus esfuerzos informativos en el desarrollo de dicho acontecimiento y varias temáticas pasarán a un segundo plano.

Vamos entonces por partes, sin querer desconocer los otros cientos de situaciones que en buena parte de los casos no alcanzan a clasificar dentro de las agendas mediáticas por diferentes circunstancias, historias que marcan momentos de alegrías, tristezas, de vida y de muerte.

El fallecimiento del 'Joe' a sus 56 años, aún muy joven para dejar este mundo, enseña que la gente quiere a sus artistas de verdad. No existe rincón del territorio patrio donde su pérdida no haya ocasionado tristeza pero, sobre todo, palabras de agradecimiento por lo que entregara, musicalmente hablando, irradiando energía y contagiando entusiasmo por doquier.

Foto: El Heraldo de Barranquilla
Personajes como Álvaro José Arroyo, el 'Joe' son los que permiten que los colombianos sean optimistas, a pesar de diversas adversidades; que los nacidos en esta parte del planeta respiren vida, a pesar de tantas cosas que huelen mal; que quienes llevan en la sangre el amarillo, azul y rojo, a pesar de tener razones para deprimirse, lo que quieran es agradecerle a Dios por todo lo que reciben y son. Como se le escuchó decir a alguien en la radio: Joe, paz en su rumba. 

De otro lado, el caso del ex-ministro Arias no podía dar para más, pues parecen ser tan contundentes las pruebas sobre los casos de corrupción presentados desde la cartera a su cargo en el anterior periodo presidencial, que hubiese sido difícil entender una situación diferente a la adoptada por el magistrado que argumentó la decisión de dictarle medida de aseguramiento y privarlo provisionalmente de la libertad.

Aunque el proceso jurídico continúa y quienes en él intervienen podrán seguir destapando sus cartas para buscar absoluciones o condenas, lo cierto es que no se pueden admitir presiones externas o diferentes a aquellas que resulten de las pruebas que se sigan obteniendo por organismos como la Fiscalía. 

Las polémicas que surgen de forma paralela a escándalos de este tipo sobre si los implicados representan un peligro social están a la orden del día. Si ellos no representan una gran amenaza por feriar los recursos oficiales que deben ir a atender a la población vulnerable de este país, entonces: ¿Quiénes serán los peligrosos? ¿Los que hurtan billeteras en las calles?

El otro tema de amplio significado tiene que ver con lo decidido por la Corte Constitucional en el sentido de avalar las uniones de personas del mismo sexo con las garantías jurídicas que tienen aquellas parejas heterosexuales que se conforman bien a través del matrimonio o por relaciones de hecho.

El debate sigue tan vigente como antes, cualquiera hubiese sido la posición de la Corte, faltando todo el camino que en el Congreso deba recorrerse de aquí a dos años para la adopción de una ley que regule toda esta temática.

La discusión no resulta nada fácil, pero no porque Colombia sea un país conservador o aquí se juegue a una especie de doble moral, aunque muchas veces sucede, sino porque se trata de un hecho cultural, social y político de fondo. 

El Congreso debe empezar lo más pronto posible a asumir los estudios de los varios proyectos que seguramente resultarán de las propuestas de las diversas bancadas políticas y recoger las inquietudes que se susciten en las regiones. Lo peor que pudiese hacer el legislativo es dejar pasar el tiempo y a última hora no hacer nada o terminar aprobando cualquier cosa a 'pupitrazo limpio' o dependiendo de las emociones del momento.

Esperemos ahora qué otros temas o problemáticas del orden nacional nos deparen las siguientes horas, pero con los ocurridos de forma reciente hay tela para rato.


No hay comentarios: