miércoles, 7 de agosto de 2013

¿Último año de Santos en el poder?

Entra el gobierno del Presidente de la República, Juan Manuel Santos, al último año de mandato, algo que podría quedar en simple decir si éste aspira a la reelección y el pueblo votante así lo desea.
 
Aspecto fundamental de aquí a noviembre, sobre todo, cuando Santos debe definir si va por un segundo periodo, el fruto que pueda dar el proceso de negociación con la guerrilla de las Farc.
 
Lo más sensato para el país es que se llegara a un acuerdo para asegurar la desmovilización de los comandantes y tropas insurgentes, tras algo más de medio siglo de enfrentamientos armados.
 
Lo anterior, de forma independiente a si Santos se ancla en el poder cuatro años más. Éso a la gente no le interesa, el que cese el ruido de las armas sí.
 
Lo primero, porque en Colombia todos quienes han llegado a la Casa de Nariño han mantenido el modelo económico que defiende los intereses de la élite económica dominante en el país y, con ello, de las transnacionales, algo, por ahora, dificil de cambiar.
 
El segundo punto, el de las armas, sí interesa, porque el país no soporta más derramamiento de sangre entre colombianos de a píe: los soldados y los guerrilleros rasos. Ambos, hijos de familias humildes cuya principal meta es medio subsistir en medio de tanta inequidad existente.
 
Ni la guerrilla pudo tomarse el poder por la vía armada para refundar el Estado, ni el gobierno en representación del statu quo de éste pudo hacer desaparecer a la irsurgencia y sus causas.
 
Ambos, sin tratar de equiparlos, han perdido legitimidad por los abusos cometidos supuestamente en defensa de una misma causa: construir un mejor país.
 
La reinserción de los grupos guerrilleros a la vida civil, en caso de darse (como seguramente suceda temprano que tarde), pondrá fín a una parte de la lucha armada con sentido político, pero no a los problemas de fondo de Colombia.

En esto el país no puede equivocarse. Tampoco, en seguir animando la confrontación bélica. En aras de la paz no se puede seguir permitiendo que sea la guerra la que resulte triunfadora.

No hay que olvidar integrar un elemento fundamental a aquellos de verdad, justicia y reparación: Reconciliación.

De lo contrario, puede que la paz como concepto abstracto se firme para caer luego, en poco o mediano tiempo, nuevamente en los vicios del conflicto armado.
 
La paz, como protocolo se puede firmar. La paz, como realidad, se debe construir, alimentar y mantener.
 
 

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