sábado, 20 de julio de 2013

El grito de la independencia nos lo hizo pegar Nairo

Foto tomada de internet.
Boyacense. Colombiano. Éste sí, gran colombiano. Campesino. Deportista. Ciclista.
 
Humilde. Soñador. Visonario. Disciplinado. Constante.
 
En fín, muchas cosas podemos decir hoy del gran Nairo Quintana, ganador de una etapa mágica en el Tour de Francia.
 
En Nairo, seguramente, se reflejan las ambiciones sanas de miles de jóvenes compatriotas que teniendo todas las capacidades para triunfar en el deporte están a la espera de sus oportunidades de triunfo.
 
La piel se pone de gallina, los ojos se humedecen, un nudo en la garganta hace que la voz se quiebre. El corazón late más fuerte. Las órdenes del cerebro se multiplican.
 
En definitiva, son los deportistas los más grandes embajadores de Colombia en el mundo. En especial los ciclistas, sin olvidar a los practicantes de otras disciplinas como el el patinaje, la lucha, el boxeo, y el levantamiento de pesas. Claro, cómo olvidar las esporádicas alegrías del fútbol, el deporte más popular.
 
El día que el deporte y los deportistas reciban mayores apoyos del gobierno y de la empresa privada Colombia tendrá campeones a montón, pues el talento que el país tiene en hombres y mujeres es innegable. Capacidad, más pasión y sacrificio, parceciera ser la fórmula ganadora.
 
Hoy 20 de julio el grito de la independencia colombiana lo pegó un boyacense en territorio de Francia. Con él, miles de colombianos que a través de la televisión y la radio seguimos a la distancia la gesta heróica, quienes ayudamos a dar cada pedalazo con la fuerza que nuestras mentes dibujaban para decir: ¡Vamos, Nairo... Vamos!
 
Hoy no fue un florero como el de aquel 20 de julio de 1810. Hoy fue la bicicleta de Nairo. Hoy fue el corazón de Colombia. Hoy fueron los pedalazos de la esperanza.
 
Saludos, campeón.
 
 

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