viernes, 24 de mayo de 2013

Los ataques violentos en Norte de Santander

El departamento de Norte de Santander ha venido sufriendo en los más recientes días una escalada de ataques atribuidos a los grupos guerrilleros que operan en esta parte del país. Las provincias de Ocaña y de Pamplona han sido testigos de hechos que causan muertes, dolor, temor y frustración.
Parque Santander de Cúcuta
 
Nada peor para una región que ha estado sometida regularmente al abandono estatal, a la corrupción de su clase política, a la incompetencia en muchos casos de sus dirigentes, y a quedar al vaivén de las decisiones gubernamentales del más alto nivel entre Colombia y Venezuela, que verse ahogada por las situaciones derivadas del conflicto armando interno que vive el país.
 
Los enfrentamientos armados en municipios de la zona de Ocaña, la muerte de militares en Chitagá, los atentados contra el oleoducto en la parte del Catatumbo, la actuación de las bandas criminales en el área metropolitana de Cúcuta y las extorsiones en distintas localidades, hacen que la región se deprima mucho más y que el temor de sus habitantes se convierta en una especie de constante.
 
Un departamento con alto potencial para brillar con luz propia en diversos sectores, con enormes riquezas naturales y con capacidad de trabajo de sus gentes, no puede seguir a merced de lo que pase en el día a día.
 
Aquí se requiere de menos demagogia y de más acción, pues los anuncios reiterativos de la clase gubernamental durante cada periodo presidencial, durante cada nueva legislatura, durante cada cierto tiempo, se han convertido en un círculo vicioso de sólo promesas e intervenciones a medias.
 
A las dificultades en las cabeceras urbanas hay que sumarles aquellas que son producto del abandono al que se ha tenido sometido al sector rural. Los pocos campesinos que quedan sobreviven de milagro, muchos de los recién graduados de colegios no tienen opciones diferentes que irse como raspachines de coca o dejarse 'seducir' por los grupos violentos, cuando no de engrosar los enormes listados de desempleados.
 
En fin, es hora de volver a reclamar la mirada del país para con Norte de Santander, pero no para que piensen en su habitantes como quienes viven del contrabando de productos traídos de Venezuela, o de quienes siempre eligen a los mismos con las mismas, o de quienes en lugar de carreteras tienen trochas, o de quienes viven por allá, bien lejos.
 
¡No! Que Colombia piense en el territorio nortesantandereano y sus habitantes como la región que merece la misma importancia a nivel de inversión que siempre se hace en Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Santander, etc., así su industria sea incipiente y su vocación no genere los dividendos económicos que se alcanzan en otras partes.
 
Mejor dicho, se requiere con urgencia que los incrementos no sigan siendo de impuestos, de muertos, de atentados, de píe de fuerza militar, de cárceles, de casos de corrupción, de vías deterioradas, de hospitales moribundos...
 
El gobierno y la empresa privada están en una deuda tan grande con Norte de Santander que si quieren ponerse al día con la región de aquí a muchos años, deben empezar a pagarla ya, pero en serio.
 
Nota: se acerca un nuevo periodo electoral. ¿Será que la ciudadanía ha aprendido la lección?

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