martes, 24 de abril de 2012

Retos de los comunales

En los diferentes municipios colombianos todo parece estar dispuesto para la elección de los nuevos dignatarios de las juntas de acción comunal este domingo 29 de abril.

Para muchos la ocasión pasará nuevamente desapercibida mientras otros le darán el realce y la magnitud que merecen organizaciones de dicho talante, asi las tareas de varias de ellas no adquieran las dimensiones de lo que implica  trabajar de forma directa por aquellos sectores que los hoy candidatos habitan.

Cácota, Norte de Santander.
Bien lo establece la Ley 743 de 2002 en su artículo segundo al expresar que "el desarrollo de la comunidad es el conjunto de procesos económicos, políticos, culturales y sociales, que integran los esfuerzos de la población, sus organizaciones y las del Estado para mejorar la calidad de vida de las comunidades."

En otras palabras, ser comunal no significa algo de 'poca monta' sino liderar aquellas iniciativas fundamentales para beneficio del común de la población. Entonces: ¿Por qué  casi siempre los candidatos son los mismos? ¿Por qué casi siempre los apáticos son los mismos?

Mas allá de las motivaciones que existieran para institucionalizar la acción comunal en Colombia en 1958 en pleno marco de la llamada época de la violencia política en el país, las reflexiones de hoy deben orientarse a a hacer las evaluaciones del caso pero, sobre todo, a perfilar las acciones de las juntas para que sus resultados sean mayores de aquí en adelante.

Varios comunales han sacrificados sus vidas por atender de manera comprometida y responsable las tareas que demanda representar a sus barrios. Algunos otros se han convertido en tentáculos de movimientos politicos que han impregnado en la acción comunal los vicios y mezquindades de lo politiquero y lo corupto.

Más allá de las experiencias anteriores, positivas o negativas, buenas o malas, admirables o reprochables, lo cierto es que este domingo se ofrece otra oportunidad para que los habitantes de los barrios elijan a sus voceros directos.

Es una tarea de mucha importancia y donde las ideas de lo comunitario, del interés común, de lo que le permite a las gentes potenciar la comunicación pública y la comunicación política, deben protegerse y desarrollarse.
El ideal es que  quien llegue a recibir el apoyo de los vecinos para integrar la Junta de Acción Comunal
del barrio no sea inferior a la dignidad que se le confiere, pero tampoco que asuma tamaña responsabilidad como simple costumbre, como carga pesada, como castigo o como forma de ocupar el tiempo.

Si se tratara de armar una escalera podría afirmarse que el primer gran campo de acción de una persona que aspire a ser concejal, alcalde, diputado, gobernador, congresista y hasta máximo dirigente de un país debiera estar en una Junta de Acción Comunal. En la realidad, generalmente, no ocurre, pero si resulta un gran fogueo para quien de verdad tiene el sentido de servicio a la comunidad de la que hace parte.

A propósito: ¿Sabe Ud. el nombre del actual Presidente de la Junta de Acción Comunal de su barrio?

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