lunes, 23 de abril de 2012

¿Darle tiempo a El Tiempo?

La semana anterior fue presentada de manera formal y pública la noticia que desde hace varias semanas se daba como hecho: la adquisición por parte del empresario más importante de Colombia, Luís Carlos Sarmiento Angulo, de las acciones mayoritarias del diario El Tiempo de Bogotá, medio de comunicación del cual ya era uno de sus copropietarios en compañía de Planeta de España, el vendedor.

El hecho no pasaría de ser otra de las tantas transacciones que se dan a diario en el país si no comprometiera a la empresa periodística de mayor influencia en el territorio nacional y a la persona más rica económicamente que tiene esta parte del continente y quien hace parte de los cien individuos con más dinero en el planeta.

Aunque no se trata de emitir juicios a priori no deja de causar inquietud que los poderes económicos e informativos de Colombia sigan hoy tan 'casados' como antes. Muestra de ello son los ejemplos de la organización Ardila Lulle y del Grupo Santodomingo con sus dominios en radio, televisión y prensa, para no citar otros casos propios de la provincia colombiana a menor escala.

No hay que olvidar que de la mano del poder económico se ha alimentado el poder político en este país y se ha desangrado el poder ciudadano.

Sarmiento Angulo es dueño de buena parte de los bancos más importantes de Colombia, entre muchas otras propiedades que posee. Algunos lo han llegado a calificar, incluso, de "dueño del país", frase que no está muy alejada de la realidad. Es de imaginarse que su incursión en los medios de comunicación no se da por pura filantropía o porque simplemente ya no sabe qué hacer con tanta plata.

El Tiempo, propiedad durante la mayor parte de su historia de la familia del hoy Presidente de la República, Juan Manuel Santos, empezó a ver mermada su credibilidad por situaciones como ésa: la participación en política electoral de algunos de sus entonces accionistas.

Sobre la independencia de un medio periodístico no puede haber ninguna duda, pues apenas entra en sospecha lo primero que se afecta es la credibilidad, el mayor patrimonio de un periodista y de una organización mediática.

Aunque Sarmiento Angulo ha prometido que el periódico, ahora de su propiedad, seguirá con los mismos principios informativos que han caracterizado a dicho medio, sólo el tiempo dirá si es sano en esta oportunidad ese matrimonio entre el poder económico y algo que en esencia debe ser todo lo contrario: contrapoder.

Los medios de comunicación con debilidades financieras algunas veces quedan expuestos a intentos de sobornos y chantajes por parte de quienes persiguen intereses particulares, por lo que resulta saludable que tengan solidez económica. Sin embargo, que esa solidez esté representada y manejada por los dueños de los bancos privados (Grupo Aval), de los financiadores de campañas polítícas, de quienes presionan decisiones al más alto nivel en instancias públicas y privadas, de quienes serán los grandes beneficiados con los tratados de libre comercio, así nada de lo anterior sea necesariamente delito, no resulta tampoco saludable ni conveniente.

No debe olvidarse que la comunicación y la información son derechos universales, ciudadanos, públicos y políticos, que deben estar sujetos a controles de todas las personas pero no para limitar sus acciones sino para prevenir los abusos que pudieran generarse por parte de quienes deciden, para este caso particular, las agendas informativas.

Excelente oportunidad para los observatorios de medios de la universidades y la ciudadanía en general respecto al seguimiento que debe hacerse a la calidad informativa del casi único medio impreso de circulación nacional, que además tiene dos canales de televisión, otros periódicos impresos y multimediales que integran una gran casa editorial.

Qué bueno resultaría que tantas razones fueran infundadas, pues a los medios de comunicación no hay que perdirles objetividad (un imposible real, mas sí un ideal ético), pero sí rigurosidad y honestidad.

Para razones...el tiempo. ¿O Luís Carlos Armiento Angulo?

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