sábado, 30 de noviembre de 2013

El show ¿de las estrellas?

Aquí, en Colombia, ya no se sabe que es peor: si tener a ciertos personajes de presidentes por un ratico, o tenerlos de expresidentes por mucho tiempo.
 
El único que prefirió retirarse a los cuarteles de invierno en temas políticos fue Belisario Betancur, seguramente por el peso de arrastrar el trágico episodio de la toma del Palacio de Justicia,  cuando, como la historia pareciera señalarlo, no gobernó él en calidad de Jefe de Estado sino el poder militar.
 
Los presidentes se jubilan en materia económica, pero en asuntos políticos no dan a torcer sus brazos bajo el argumento de defender la obra de gobierno que lideraron, y se niegan al retiro. Ni la vergüenza, tampoco la plata, son capaces de hacer que den un paso al costado y dejar que alguien haga lo que ellos no pudieron... o no quisieron.
 
Todo termina siendo un triste espectáculo donde los unos se enfrentan a los otros. Lo único bueno es que el país se llena de nuevos elementos de juicio para entender y comprender por qué Colombia está como está. Es decir, unos poquitos integrantes de la población muy bien, mientras la mayoría pasa tragos amargos.
 
Las peleas de los expresidentes se convierten en enfrentamientos de vanidades, además de revelar al respetable público (como dirían los animadores) aquellas 'ventas del alma al diablo' con tal de llegar y/o conservar el poder.

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