lunes, 21 de octubre de 2013

Los mismos de siempre

Con las elecciones de 2014 encima para elegir los integrantes del Congreso de la República, empiezan a aparecer en las distintas regiones del país los actuales senadores y representantes a la cámara para hacer la acostumbrada actividad proselitista.
 
Sede del Congreso de la República. Bogotá.
Se rasgan las vestiduras por las condiciones de abandono, inequidad e injusticia en que encuentran las ciudades y poblados, y recuerdan la necesidad de liderar proyectos por aquí, proyectos por allá, y más proyectos.
 
Sus pláticas se orientan a la necesidad de lograr las transformaciones sociales que Colombia reclama y que, como siempre, vienen aplazadas de tantos años atrás 'porque los problemas no son de ahora, sino de mucho antes', olvidando los mal llamados padres de la patria que muchos de ellos son tan viejos en el Congreso como los problemas mismos.
 
El desfile de los políticos en campaña se hace de la mano de interesados dirigentes regionales y locales que luchan, a toda costa, por no perder tampoco privilegios y prebendas.
 
Son también los mismos de siempre. Los lagartos de ayer y de hoy  que sacan el mayor provecho de presentar como meros votos (no votantes) a quienes de forma ingenua, resignada o esperanzadora acuden a las reuniones 'para escuchar qué dice el doctor, qué nos puede ofrecer'.
 
Lo peor del asunto es que a quienes se observa untándose de pueblo nuevamente son los mismos que una vez ganaron las elecciones pasadas se perdieron del mapa, no volvieron a responder por las promesas de campaña y, para no olvidar tampoco, han votado positiva o negativamente proyectos de ley que en vez de beneficiar al pueblo los cobija a ellos y a sus amigos, como cosa rara.
 
Algunos, sin embargo, se despiden de sus honorables servicios al país tras haberse sacrificado como congresistas por tantos años que, para no perder la costumbre, ahora deciden que sean otros familiares los que se sacrifiquen. ¡Las cosas de la democracia nuestra!
 
Este panorama resulta tan general que no se hace necesario dar nombres propios para que cualquier desprevenido ciudadano saque de inmediato conclusiones sobre lo que ocurre en su comarca. Difícilmente se encuentran excepciones aunque, por fortuna, las hay.
 
Los mismos senadores y representantes que sin vergüenza alguna han votado en comisiones y plenarias proyectos tan escandalosos como el de la pretendida reforma a la justicia, aquellos que han salido a defender las primas técnicas para los congresistas, los que no han sido capaces de legislar para un mejor sistema de salud, los que le niegan a la educación el carácter de derecho que ésta tiene, los que no son creativos para resolver los problemas del agro, los que ni siquiera acuden a las sesiones, son los mismos que hoy empiezan el desfile para reelegirse.
 
Son muchas las razones que no justifican en la Colombia de hoy tener dos entes (Senado y Cámara de Representantes) para manejar lo legislativo con tan pobres resultados. Menos se justifica el hecho de pagar con los impuestos salarios tan altos a personajes tan ineficientes e insensibles.
 
El caso del departamento de Norte de Santander es aberrante, No hay un sólo congresista del que se pueda decir con orgullo y a boca llena: 'él es de mi región, él representa nuestros intereses ciudadanos. La región sigue tan atrasada como antes. Para colmo, seguramente ellos continúen en sus posiciones gracias a las maquinarias políticas que poseen.
 
Claro, si los ciudadanos despiertan, a lo mejor la historia empiece a cambiar.
 
¿Habrá luz al final del túnel?
 

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