martes, 8 de octubre de 2013

Éranse unos pobres viejecitos...

Escuchando al Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas hablar por RCN radio sobre lo justificable que resultó para el gobierno haberle restituido a los congresistas en materia económica mensual lo que perdieron por primas de salud y localización, tras una decisión reciente del Consejo de Estado y que comprometía en general a 1900 servidores públicos de varias ramas del poder, termina uno de entender por qué este país es tan desigual.
 
Ahora resulta, según Cárdenas, que la culpa es de los ciudadanos, del pueblo, y seguramente de los medios de comunicación que se atreven a controvertir las vergonzosas cosas que suceden a diario, pues a decir del personaje en mención: "En Colombia es deporte nacional estigmatizar al Congreso", cosa que repitió en otros espacios periodísticos radiales a boca llena.
 
Mauricio Cárdenas, Mintransporte 1998. (foto archivo).
Esa misma frase se le ha escuchado pronunciar a honorables senadores y representantes a la cámara, quienes se rasgan las vestiduras de vez en cuando al sentirse atropellados por la incomprensión de tantas personas del común y del corriente respecto a las sabias decisiones que toman.
 
Con razón estamos como estamos. Arriba, en los altos  y cerrados círculos de poder, todos se siguen tapando con la misma cobija y buscando argumentos razonables (para ellos) con tal de defender los grandes privilegios que siempre han sabido tener.
 
Los congresistas respiran tranquilos porque sus ingresos mensuales se mantienen en algo más de 23 millones de pesos. Los 7 millones en primas que habían perdido por una decisión judicial del mes anterior ya les son restituidos a través de otra prima. Para el Ministro Cárdenas no hay problema alguno pues las cosas quedaron como estaban, y tiene la razón.
 
Para los ciudadanos sí hay problemas, y el mayor de ellos es que los asuntos de unos pocos siempre quedan como están, producto de la desfachatez con que se asumen las determinaciones. Favor con favor se paga, dice el adagio popular.
 
Claro, otra es la mirada del Ministro cuando de hablar de los reclamos de las madres comunitarias, del magisterio, de los médicos, de los asalariados del mínimo y de los pobres, se trata. Ahí sí las cuentas no cuadran y el presupuesto del gobierno resulta insuficiente, y.... y.....
 
Ministro, no es que hablar mal del Congreso de la República sea un deporte nacional en Colombia. Es al revés. Son la mayor parte de los congresistas los que hablan mal del país con sus actuaciones vergonzosas, irresponsables y amañadas para legislar muchas veces en beneficio propio.
 
¿O es que la pretendida reforma a la justicia se la inventó quién? ¿Y las otras reformas nefastas? ¿Y los escasos presupuestos para la educación y la salud  pública? ¿Y los negocios con las EPS? ¿Y los vínculos con grupos armados ilegales? ¿Y las herencias político-familiares? ¿Y los carruseles de la contratación pública?
 
Ministro Mauricio Cárdenas, seguramente su formación académica en las universidades más prestigiosas del país y/o del exterior le haya ayudado a entender la lógica de cómo unos poquitos pueden vivir muy bien a costa de las necesidades de la mayor parte de la población, sin que eso sea repudiable A lo mejor también su recorrido profesional y  laboral le haya enseñado esto como producto de la familia pudiente e influyente de la que hace parte.
 
Tal vez al terminar su gestión le tengan un puesto asegurado en el Banco Mundial, o en el Fondo Monetario Internacional, o en alguna empresa multinacional.
 
Usted puede argumentar todas las razones que quiera para defender el privilegio de nuestros superdotados, desplatados y sensibles congresistas. Pero no se le ocurra salir nunca más con el cuento que aquí, en Colombia, la gente no tiene más oficio ni más preocupación que vivir hablando mal del Congreso de la República.
 
Como dirían en la acostumbrada sección de Noticias Uno: ¡Qué tal esto!
 

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