lunes, 29 de abril de 2013

Mucho toque toque... y de aquello nada

Observando durante estos días los publirreportajes que la alcaldía de Cúcuta contrata con los medios de comunicación de la ciudad, en especial los televisivos, para que el alcalde Donamaris Ramírez Lobo salga a hacer sus acostumbrados anuncios, son varios los aspectos que invitan a la reflexión.
Palacio de Gobierno de Cúcuta
 
El primero de ellos es que la gente debe saber que la agenda informativa de dichos espacios está sujeta a lo que se quiera decir y explicar desde la administración municipal, por lo que más que un documento periodístico que se ofrece a la comunidad, el asunto termina convertido en una forma de propaganda oficial que, si bien no resulta ilegal, al no hacerse las aclaraciones del caso termina confundiendo a los muchas veces ingenuos televidentes.
 
El caso es que se viene hablando de una inversión por el orden de los 800 mil millones de pesos para la capital de Norte de Santander en lo siguientes meses, muchos de ellos aportados por el gobierno nacional.
 
No se ha escuchado que dentro de estos montos se incluya el tema de las 20 mil casas para familias humildes, promesa de campaña electoral que, como van las cosas, va a terminar en solamente en eso. Un caballito de batalla para ganar votos que va a quedar en nada.
 
Lo cierto es que Cúcuta, una de las ciudades más importantes de Colombia, ha estado sometida durante largos años a administraciones oficiales que difícilmente han pasado de los anuncios a los hechos, y donde la creencia popular es que la corrupción ha estado presente en muchas de las etapas de la vida municipal, algo seguramente no muy alejado de la realidad.
 
Una alta tasa de desempleo, la infraestructura vial en deficiente estado, una semaforización casi que inexistente, escenarios deportivos a medio terminar, sectores invadidos por los delincuentes para hacer de las suyas, serios inconvenientes de movilidad, además del consumo descarado de drogas ilícitas por parte de jóvenes en espacios públicos, son apenas algunas de las problemáticas evidentes.
 
Lógicamente, muchas de estas situaciones no se han generado en el reciente año y medio del mandato de Ramírez Lobo, pero merecen respuestas inmediatas, reales, no demagógicas, porque pareciese que los ciudadanos muchas veces se acostumbraran y resignaran a los múltiples inconvenientes que de mandato en mandato siguen estando presentes sin solución alguna o, a recibir 'pañitos de agua tibia'.
 
La exposición mediática de los gobernantes no los hace mejores ni peores, sino las acciones y obras que adelanten puntualmente en favor de los grupos sociales, especialmente de los más necesitados. Ahí es donde está el punto fundamental del manejo de lo público 
 
Ojala las cosas mejoren y las inversiones anunciadas en los publirreportajes resulten ciertas, pues lo contrario será demostrar que los críticos de la actual administración cucuteña tienen en gran parte la razón.
 
No se trata de desconocer lo que se haya hecho hasta el momento, sino de presionar lo mucho que falta por conseguir, pues generalmente a los políticos les va bien mientras los de a píe llevan 'del bulto'.
 
Para la de Cúcuta y otras administraciones de gobierno, el tiempo de los anuncios y las especulaciones terminó.
 
 

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