lunes, 6 de septiembre de 2010

Para no olvidar


Caminaba ayer domingo 5 de septiembre por la avenida cero con calle 5 esquina en Cúcuta, aprovechando el receso de la jornada académica. En ese sector se acomodaban algunas personas con pancartas y otros elementos publicitarios, incluyendo un vistoso ramo de flores, situación que llamaba la atención.

No fue sino preguntar para saber lo que allí ocurría: eran los familiares de una de las cuatro víctimas fatales del accidente de tránsito que, exáctamente un año atrás, había provocado la entonces Secretaría de Desarrollo Económico de la Gobernación de Norte de Santander, Helly Rocío Dávila Jiménez, cuando al conducir un auto bajo los efectos del alcohol (borracha) generó tal tragedía que recayó en personas que por esas cosas del destino estaban en dicho lugar.

Hace apenas unas semanas, luego del juicio del caso, Dávila Jiménez fue condenada a pagar 7 años de prisión.

Una de las personas que hacía presencia en la mañana dominical repartía una hoja con el siguiente escrito, tal cual se deja leer:

"ESTAMOS AQUÍ, PORQUE...

Nosotros jamás podremos olvidarnos del infortunio del día que hizo que nuestras vidas cambiaran.

Nosotros nunca, por más que quisieramos podriamos dejar pasar por desapercibido un día como hoy...

Un día como hoy, hace exáctamente un año atrás '05 de septiembre de 2009', sucedió lo que para muchos de ustedes fue un simple accidente de tránsito y nada más, pero que para nosotros fue el episodio más cruel y doloroso que hayamos vivido, fue el comienzo de un infierno lleno de mucho sufrimiento, porque aquel momento que sin nisiquiera imaginarlo, sin esperarlo, nos golpeó tan pero tan fuerte, que aún nos parece mentira que nos haya tocado justo a nosotros vivirlo. Fue un momento, en el que sentimos demasiada incertidumbre,miedo, rabia y mucho dolor, fue una mezcla de sentimientos escalofriantes,que tristemente dese ese día nos cambiaron la vida.


Nosotros no somos los malos por el hecho de haber reclamado justicia (una justicia que nunca llegó), como muchos lo han señalado, pues no fuimos nosotros quienes arrebatamos cuatro vidas de este mundo, no fuimos nosotros quienes conduciamos aquella mañana a exceso de velocidad, ni mucho menos en estado de embriaguez arrasando con todo lo que se nos cruzara a nuestro paso, fue esa cruel mujer a la que muchos admiran y de la que muchos se conduelen, quien ha hecho tanto daño; daño que no le causó a ninguno de ustedes y tal vez sea esa la razón, para que nadie sienta lo que desde ese día nosotros venimos sintiendo. En efecto, no los culpamos, los seres humanos somos tan indiferentes y tan insensibles, que estamos casi seguros, que nadie se alcanza a imaginar el dolor que aún todo esto nos sigue causando.


En principio, fue muy duro para nosotros tener que escuchar comentarios tan indolentes de algunas personas, como por ejemplo 'los muertos ya no están, el muerto al hoyo y el vivo al baile, pobre de la... que si no se avispa la dejan presa', 'de que quede mal, mejor que se muera' y otra cantidad de comentarios como estos circulaban por las calles, por internet, etc.


Y que tristeza, fueron muy pocos los que se sentaron y se pusieron en nuestro lugar, fueron pocos los que por un momento se alcanzaron a imaginar que mientras nuestro amado esposo, padre, abuelo, hermano, tio y amigo, padecía postrado en una cama de una UCI debatiéndose entre la vida y la muerte por culpa de la irresponsabilidad de una mujer sin verguenza, sin principios, sin moral, nosotros estábamos allí junto a él, sufriendo de la misma manera, haciendo miles de promesas, rogando y suplicando a Dios que no se lo llevara, implorando una oportunidad más de vida no sólo para él sino para cada uno de nosotros, sólo queriamos que se quedara, que compartiera muchos años más de vida junto a nosotros, sólo queriamos que envejeciera en el seno de su familia...


Pero trístemente, el 23 de septiembre de 2009 (19 días después del trágico accidente- 19 días después de tanto sufrimiento,para él y para todos nosotros), ocurrió lo inesperado y sí fue absurdamente inesperado, por más crítico que fuera su estado, nunca aceptamos ni siquiera el hecho de que pudiera morir, todo lo contrario siempre guardamos esperanzas de llevarlo con nosotros de nuevo a nuestra casa, a su hogar, pero como todos saben, no valieron nuestras oraciones, no fueron suficientes las súplicas que hicimos a Dios y hoy ya no está con nosotros.


Nosotros, aún después de un año, quisieramos cerrar los ojos y que al abrirlos nada de esto hubiera pasado, quisieramos despertar contando aún con la presencia de nuestro amado Alirio Pineda, esposo, padre, abuelo y hombre ejemplar, que un día fue separado brutalmente del seno de su familia.


Con la muerte de nuestro amado 'juan', diosito no sólo se llevó a un angelito para el cielo, sino que también se llevó un pedacito de cada uno de nosotros, también se llevó nuestros planes y nuestras alegrías.

Hoy no estamos aquí en busca de protagonismo, estamos aquí porque queremos que no olviden el trágico accidente ocurrido el día 05 de septiembre de 2009, justo aquí en la avenida 0 con calle 5 de esta ciudad de Cúcuta, que tanta pena y dolor nos ha causado,porque queremos suplicarles que por favor se concienticen y nunca conduzcan excediendo el límite de velocidad permitido, ni muchos menos que lo hagan en estado de embriaguez... Por favor no arruines tu vida, ni la de los demás.


'El ya no vive, pero su cariño nos acompaña y protege. Si nuestros ojos no pueden verlo, sea por lo menos siempre el objetivo de nuestro recuerdo, si no podemos hablar con él, jamás dejemos de hablar de él. Volveremos un día a verlo, pero nuestra esperanza está llena de inmortalidad'.

Atentamente, familia PINEDA GÉLVEZ"


De mi parte, sin conocerlos, como simple ciudadano, mi abrazo solidario, como estoy seguro, es el de muchos.

Nota: Las fotografías corresponden al Diario la Opinión de Cúcuta.








1 comentario:

Unknown dijo...

Prohibido Olvidar... pasamos por este mundo "es especial los colombianos" desconociendo todo lo que ha ocurrido, nuestra historia se ha perdido gracias a nosotros mismos... hagamos esa promesa para nuestras generacioesn venideras, contemos lo bueno y lo malo.