sábado, 30 de noviembre de 2013

El show ¿de las estrellas?

Aquí, en Colombia, ya no se sabe que es peor: si tener a ciertos personajes de presidentes por un ratico, o tenerlos de expresidentes por mucho tiempo.
 
El único que prefirió retirarse a los cuarteles de invierno en temas políticos fue Belisario Betancur, seguramente por el peso de arrastrar el trágico episodio de la toma del Palacio de Justicia,  cuando, como la historia pareciera señalarlo, no gobernó él en calidad de Jefe de Estado sino el poder militar.
 
Los presidentes se jubilan en materia económica, pero en asuntos políticos no dan a torcer sus brazos bajo el argumento de defender la obra de gobierno que lideraron, y se niegan al retiro. Ni la vergüenza, tampoco la plata, son capaces de hacer que den un paso al costado y dejar que alguien haga lo que ellos no pudieron... o no quisieron.
 
Todo termina siendo un triste espectáculo donde los unos se enfrentan a los otros. Lo único bueno es que el país se llena de nuevos elementos de juicio para entender y comprender por qué Colombia está como está. Es decir, unos poquitos integrantes de la población muy bien, mientras la mayoría pasa tragos amargos.
 
Las peleas de los expresidentes se convierten en enfrentamientos de vanidades, además de revelar al respetable público (como dirían los animadores) aquellas 'ventas del alma al diablo' con tal de llegar y/o conservar el poder.

sábado, 23 de noviembre de 2013

De algunos contratos públicos.

Cada vez que asoma una millonaria inversión de carácter público, a la mente llegan esos malos pensamientos que preguntan:
 
¿De cuánto será la comisión para el funcionario de turno?
 
¿De todos esos millones, qué plata irá a parar al bolsillo de los corruptos?
 
Quienes se ganaron el contrato, además de su idoneidad profesional, ¿tuvieron que haber aportado algo más?
 
A ese nivel ha llegado la corrupción en el país que prácticamente todos desconfiamos de todos, y de todo.
 
Esa ha sido la gran herencia que nos ha dejado la tradicional clase política colombiana que, de vez en cuando, pretende camuflarse en nuevos partidos y/o movimientos que bajo el amparo del término (más no del concepto) de democracia, pretende mostrarse como la salvadora de una patria herida.
 
Lo peor del asunto es que todo parece haberse convertido, no sólo ahora, en un eterno círculo vicioso: el gobernante que pide comisión, para acomodar una licitación a ciertos perfiles e intereses; el contratista que ofrece plata, a cambio de ser el escogido para ejecutar determinada obra; el interventor que también quiere, a cambio de otra parte de la tajada, dar un visto bueno de algo ejecutado a medio hacer.
 
La conclusión es que nos estamos quedando con muchos ladrones de 'cuello blanco', poca efectividad de los organismos de control, y obras mal hechas. Dicho panorama pareciera estar presente en diversos niveles: desde pequeños y medianos municipios, hasta las grandes urbes.
 
En Colombia habrá paz el día que no haya corrupción, el día que los recursos que se destinen a sectores como educación, salud, cultura, deporte, vías y servicios públicos, se inviertan en su totalidad para lo que fueron destinados, no a medias, como sucede.

Lo que ocurre puede resultar común, pero nunca normal. En eso no debemos equivocarnos y creer que estamos condenados a la triste suerte de aceptar que unos poquitos sean los que sigan haciendo con los recursos públicos lo que se les venga en gana. ¡No señor!

Aquí hay personajes que siguen mandando y delinquiendo desde las cárceles y despachos oficiales, dando órdenes sobre lo que se puede y no se puede hacer, repartiendo a quién le corresponden tantos votos cautivos para las próximas elecciones, recibiendo  a través de testaferros los frutos de sus mal adquiridas ganancias, haciendo cómplices a algunas autoridades de sus malos procederes.

Para dar nombres hay que tener pruebas, pero... ¿De quiénes sospecha Usted? ¿Tienen fundamento esas sospechas? No es sino hacer algo de memoria  par que empiecen a brotar los nombres.

A tal descaro ha llegado el poder de la corrupción que los políticos y contratistas corruptos ruegan para que haya desastres, muchos desastres y necesidades, pues con ellos llega el botín presupuestal a repartir. Y más se alegran cuando escuchan decir a algunas gentes del común: 'Que roben, pero que hagan algo', como si eso legitimara su accionar criminal.
 
 

viernes, 8 de noviembre de 2013

Soñó tan alto que llegó a volar: Camilo Daza.

En los 94 años de fundación de la Fuerza Aérea de Colombia cómo no recordar a uno de sus fundadores, un hombre que supo transformar sus sueños de niños en realidad: se trata del General Camilo Daza.

Este pamplonés es el pionero de la aviación comercial en Colombia y pionero de la FAC.

Escuche el audio de la entrevista realizada al nieto del General Camilo Daza en una de sus visitas a Pamplona.
Capitán Camilo Daza, nieto del General Daza.